Ruta de «The Saddle» al lago Zelené Pleso desde Ždiar

Ždiar, 8 de agosto de 2018.

Esta mañana mientras desayunaba conocí a Jaz, una chica de Australia que está viajando por Europa. Mientras charlábamos sobre rutas de senderismo por la zona, el chico de la recepción nos hizo un genial descubrimiento. En el hostal tienen un cuaderno súper currado con recomendaciones, actividades y excursiones para hacer en Ždiar y alrededores. Me pareció una idea estupenda porque además era muy completo y había sugerencias para todos los gustos. Estuve mirando el cuadernillo con Jaz y al final decidimos hacer una ruta juntas.

La ruta: «The Saddle»

Queríamos hacer una excursión de nivel «moderado» y a la vez bonita, ya que ambas nos quedábamos poco tiempo en Ždiar y queríamos ver lo máximo de los montes Tatras de Eslovaquia pero sin morir. El chico del hostal nos recomendó la de «The Saddle», la ruta más popular de verano para personas que tienen una cierta resistencia. Nos dijo que se tardaba unas 6 o 7 horas y que al final del camino había un lago muy bonito llamado Zelené Pleso («Lago Verde»).

Una cosa muy importante a tener en cuenta es que esta ruta no es circular. Es decir, se comienza desde Ždiar pero te deja en otra entrada del parque que está bastante lejos, así que es necesario coger un autobús para volver.

Dicho esto, fui a despertar a mi amiga Karolina (que seguía durmiendo como una marmota) y a eso de las 11 de la mañana salimos de camino a «The Saddle». Lo bueno es que la ruta comenzaba  directamente desde The Ginger Monkey y no tuvimos que desplazarnos en autobús a ningún sitio.

Primera parte: de Ždiar a Siroké Sedlo

Salimos del hostal y nos incorporamos a la carretera principal hasta llegar a una parada de autobús que estaba junto a un hotel abandonado. Allí tomamos el camino a nuestra derecha -dejando el hotel a la izquierda- para entrar en el parque nacional de los Tatras. Este sendero era el inicio de dos rutas: el trail rojo a Zelené Pleso y el trail verde hasta los collados de Široké Sedlo y Kopské Sedlo.

Toda la primera parte fue bastante fácil y tranquila. El camino era totalmente plano (primero de carretera y luego de tierra). Al cabo de un rato llegamos a una especie de cabaña donde pensamos que teníamos que comprar los tickets para entrar al parque. Sin embargo, no había nadie y no tuvimos que hacer nada. Esto me resultó raro porque para entrar a los montes Tatras de Polonia sí es obligatorio pagar una entrada.

En este punto la ruta se bifurcaba. Nosotras seguimos las indicaciones del cuadernillo de The Ginger Monkey y tomamos el trail rojo con dirección a Kopské Sedlo.

Intersección para tomar el trail rojo/verde a Kopské Sedlo y Zelené Pleso
Intersección para tomar el trail rojo/verde a Kopské Sedlo y Zelené Pleso

A partir de aquí todo el camino fue cuesta arriba. Sin duda alguna fue la parte más cansada y exigente de la ruta. Estuvimos subiendo por la montaña durante unas 2 o 3 horas sin prácticamente ningún tramo  en plano. Cada 5 minutos nos teníamos que parar para beber agua y reponer energías antes de continuar. Además, el calor era bastante notable y teníamos el sol del mediodía encima.

Ždiar en la lejanía, desde la montaña
Ždiar en la lejanía, desde la montaña
Vistas hacia arriba de la montaña. ¡Todavía nos quedaba un rato!
Vistas hacia arriba de la montaña. ¡Todavía nos quedaba un rato!

Durante la subida vimos una familia de castores junto a un río que había en la montaña. Fue muy gracioso porque Jaz nunca había visto uno y estaba súper emocionada. Los castores aparecían y se volvían a esconder en sus cuevecitas y, aunque estaban un poco lejos, veíamos cómo se movían.

Valle donde encontramos a los castores
Valle donde encontramos a los castores

Tercera parte: de Velké Biele Pleso a Zelené Pleso

Al principio nos preguntamos si éste era el lago que buscábamos, pero no tenía pinta. Éste era relativamente pequeño y no había señales de civilización a excepción de los excursionistas que estaban alimentando a los patos. Podríamos haber parado allí un rato porque también había merenderos pero preferimos continuar nuestro trayecto. Nos despedimos de los patitos y nos pusimos de nuevo en marcha siguiendo el trail con dirección a Chata Pri Zelenom Plese.

¡Adiós, patitos!
¡Adiós, patitos!

Cuando llegamos a Zelené Pleso vimos enseguida que habíamos llegado al lago correcto. A diferencia del anterior, ahí sí había un establecimiento (quizá un refugio) donde podías comprar comida o refrescos, e ir al lavabo si lo necesitabas. Aprovechamos para pedirnos unos refrescos y comer algo en el merendero que había junto al lago.

Este lago, como su nombre indica, era de un color verdoso y detrás se erguían unas enormes montañas rocosas. Para bajar a la orilla había que ir por unas escaleras, al igual que sucedía en Morskie Oko, el lago más popular de los montes Tatras de Polonia. Nosotras solo lo vimos desde arriba.

Zelené Pleso
Zelené Pleso

Cuarta parte: de Zelené Pleso a Biela Voda

Estuvimos en Zelené Pleso un buen rato charlando y apreciando las hermosas vistas del lago y las inmediaciones. Sin embargo, tampoco nos sobraba el tiempo. Teníamos una hora y media (o 2 si íbamos lentas) de camino hasta la salida del parque de Biela Voda, donde paraba nuestro autobús de regreso a Ždiar. No era plan de quedarnos tiradas en los montes Tatras.

Para regresar tomamos el trail amarillo desde el lago hasta Biela Voda. En teoría teníamos tiempo suficiente. Toda esta parte fue muy fácil porque el terreno era plano, sin subidas ni bajadas. Lo único es que en algunos tramos la superficie era de rocas y se hacía un poco cansado porque tenías que ir de piedra en piedra y poner el pie en el sitio adecuado.

Quinta parte: de Biela Voda a Ždiar

Llegamos a Biela Voda justo en el tiempo previsto y nos unimos a un grupo de chicas que también estaban esperando al autobús. Aquí quería hacer un pequeño apunte y es que no había una parada como tal. Se supone que el autobús pasaba y paraba allí pero no sabíamos ni dónde ni cuando. Sin embargo, confiamos en nuestra intuición y en que el grupo de chicas sí lo supiera. En la «supuesta parada» (es decir, en el arcén de la carretera) había una barbaridad de moscas. No sé muy bien por qué, pero era un poco inquietante.

Y, efectivamente, llegó el autobús. Hubo un momento en el que se metió en un pueblo en mitad de la nada. No nos sonaba de nada y nos dio la impresión que íbamos en dirección contraria a la del hostal. Nosotras íbamos revisando el recorrido con el GPS de Google Maps y, efectivamente, el autobús se desvió para recoger o dejar gente de a saber donde. Sin embargo, después dio la vuelta para incorporarse de nuevo a la carretera principal y emprendióó rumbo a Ždiar. Llegamos al hostal cansadas, pero sanas y salvas.

En este enlace os dejo el trail completo que hicimos desde Ždiar hasta Zelené Pleso con final en la salida de Biela Voda, por si le queréis echar un vistazo.

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