Ruta de senderismo a la fortaleza de Kärnäkoski
Savitaipale, 19 de febrero de 2018.
Hoy hemos tenido el día libre así que hemos aprovechado para hacer otra ruta de senderismo por los alrededores. En esta ocasión, hemos visitado la fortaleza de Kärnäkoski (Kärnäkosken linnoitus en finés). Son 9 km de ida y la ruta oficial es siguiendo la carretera hasta llegar allí. Sin embargo, nosotros somos un poco especiales y no nos gusta lo fácil o convencional. Demasiado aburrido, ¿no? Por eso, preferimos llegar a Kärnäkoski atravesando el lago Kuolimo y las islas que la conforman. ¡Incluso si eso nos tomara el doble de tiempo!
La experiencia de Rovastinoja nos enseñó que no hace falta madrugar en exceso y que en una mañana nos da tiempo de sobras para hacer una ruta de este tipo. Con paradas incluidas para disfrutar el paisaje, comer o echas fotos. La última vez comenzamos a caminar a las 8:30 de la mañana porque pensábamos que tardaríamos más y que se nos haría de noche (aquí a las 16:30 o 17 ya ha oscurecido). Sin embargo, como a las 13 ya estábamos en casa decidimos empezar esta más tarde. Entre una cosa u otra comenzamos a andar a las 11:30 de la mañana.
La ruta de Savitaipale a Kärnäkoski
Escogimos esta ruta porque es uno de los lugares históricos más emblemáticos de la zona, tal y como se explica en la web oficial de turismo de Savitaipale. Básicamente, se trata de una fortaleza que fue construida por el general ruso Alexander Suvorov para proteger San Petersburgo y que fue terminada en el año 1793. Como ya dije en el post anterior, la zona de Finlandia en la que estamos tiene mucha influencia rusa, mayoritariamente por los conflictos bélicos que hubo entre ambos países.
El camino por el lago
Gracias a la ruta “alternativa” pudimos ver muchas cosas interesantes. Por ejemplo, nos fijamos en que había cottages en prácticamente todas las islas, ya fueran grandes o pequeñas. Era curioso ver una isla tan chiquitita y con la única presencia de árboles y una cabaña. Eso sí, en verano debe ser todo un privilegio contar con un lugar tan único solo para ti. Además, vimos que muchas de ellas tenían una escalera en el exterior y que llevaba al tejado. No nos queda muy claro para qué, pero tenemos una apuesta: ¡para ver auroras boreales!
Al ser pleno invierno, todo el lago estaba completamente congelado y con una capa de nieve considerable. La nieve nos cubría bastante los pies y las piernas y resultaba cansado caminar cuando ya llevabas un rato.
En una de las paradas que hicimos nos encontramos con un pequeño Buda:
Cuando dos se convierten en uno
Sigo teniendo la impresión de que el color del lago helado y del cielo es prácticamente el mismo, independientemente de la hora que sea. Miras al horizonte, miras arriba y encuentras el mismo tono blanco / grisáceo tan característico del invierno finlandés.
Sin embargo, en la primera isla que atravesamos (llamada Paimensaari) no daba el sol por la parte de atrás y se podía ver el cielo de un color azul claro que creo que hacía semanas que no veía. Los árboles y la superficie elevada de la isla proyectaban una sombra hacia el lago que hacía que se viera de un tono azulado. ¡Era precioso! Además, al estar detrás hacía una brisa fresca y agradable.
A diferencia de otros días, hoy hacía mucho sol y parecía que la nieve “brillara”, como si fueran cristales. Veías la superficie nevada y puntitos que brillaban. ¡Súper bonito!
La magia del hielo
Cuando pasamos Paimensaari vimos una especie de “piedras raras” en la lejanía y decidimos acercarnos a curiosear. Destacaba bastante respecto al resto del paisaje. Al llegar a la isla nos dimos cuenta de que no eran piedras, sino hielo que se había formado al caer del la superficie del acantilado. Parecían estalactitas y resaltaba la variedad de colores: transparente, blanco, amarillo… Se veía como iba cayendo el agua desde lo alto por cada estalactita hasta llegar al suelo y formando una capa de hielo. Además, podías coger un trozo de hielo como si fuera una lanza (aunque mejor no jugar mucho con ella).
Campo a través
Desde allí continuamos caminando por el lago entre las islas, subiendo y bajando por ellas hasta que llegamos a una que tenía un caminito. Decidimos coger por allí, pero hubo un momento en el que en sendero desaparecía y tuvimos que ir campo a través. A priori no parecía nada del otro mundo pero tenía su qué… y es que había tanta nieve que no se veía ni la profundidad ni qué había debajo. En muchos tramos te podía cubrir hasta la rodilla, o bien podías pisar donde no tocaba y tropezarte con alguna rama que había debajo. Tal y como me pasó a mi en más de una ocasión 😀
Después de un rato yendo por un camino nada claro, decidimos abandonarlo y volver al lago para seguir la ruta por allí. Bajamos hasta llegar a zona segura, nos metimos en otra isla y continuamos por un nuevo sendero, esta vez más señalizado.
De vuelta a la civilización
En esta isla, como era de esperar, también vimos cottages. Todos ellos con escaleras que llevaban desde la cabaña hasta el lago, independientemente de lo altas que estuvieran. Como no había nadie por allí, subimos por unas de estas escaleras hasta la parte alta de la isla y allí volvimos a retomar otro sendero con dirección a Kärnäkoski. Este camino llevaba a la carretera principal y, una vez allí, no tuvimos problemas para llegar a la fortaleza. ¡Por fin!
Durante este trayecto mi móvil murió de congelación. Ya decía yo que estaba durando demasiado tiempo… Como ya me lo había visto venir, llevaba la batería portátil conmigo y lo conecté para que reviviera. Sin embargo, esta vez no tuve tanta suerte: hacía tanto frío que hasta la Powerbank se quedó frita. No perdí la esperanza y me metí todo el lío de móvil, cables y Powerbank en el bolsillo más interno del abrigo para que entraran en calor. A estas alturas mejor sacarlo solo cuando fuera estrictamente necesario.
La fortaleza de Kärnäkoski
Después de esta odisea de camino llegamos a la fortaleza a las 3 de la tarde. No había prácticamente NADIE. Bueno, había un par de coches, pero nadie visitando la fortaleza. Aunque estaba todo cubierto de nieve se podían ver los muros y las ruinas que en su día habían cumplido con su función.
Paseando por la fortaleza habían paneles explicativos sobre cada edificio (la artillería, los almacenes, el cuartel del general…). También algún que otro cañón por ahí, pero tampoco mucho más.
Me hubiera gustado hacer fotos sobre Kärnäkoski pero hacía TANTÍSIMO FRÍO que era imposible sacar las manos de los bolsillos y guantes. Además, mi móvil estaba ya en las últimas, conectado a una Powerbank moribunda y con pocas esperanzas de aguantar mucho más tiempo. Por eso, no pude hacer apenas fotos. ¡Lo siento!
Autostop versión II
Si has leído mi post sobre la ruta de hiking a Rovastinoja sabrás que hicimos autostop para volver a Savitaipale. Fue todo un éxito, ya que no tuvimos que esperar ni 5 minutos. Quizá por este motivo, o porque estábamos ya un poco cansados, quisimos probarlo de nuevo. Además, se nos estaba haciendo tarde y eso significaba que se haría de noche en cuestión de momentos.
En esta ocasión no tuvimos tanta suerte como en la anterior. La carretera desde Kärnäkoski es remota y no pasaba ni un solo coche. Igual pasaba uno cada 15 minutos y en la dirección contraria, pero no perdimos la esperanza y continuamos levantando el pulgar cada vez que teníamos la oportunidad.
Como yo nunca había hecho autostop antes me daba un poco de corte, así que era mi compañero quien paraba todos los coches. Sin embargo, quien no arriesga no gana… ¡así que me puse al lío yo también!
Después de media hora caminando y 2 km recorridos vimos un coche, hicimos la señal… ¡y paró! Yo creo que fue un poco por lástima al ver a dos jóvenes desamparados en medio de esta carretera tan solitaria:
Efectivamente, el señor iba hacia Savitaipale y accedió a llevarnos de buena gana. La comunicación un poco cogida con pinzas porque era finlandés pero no hablaba ni gota de inglés. Entendió de dónde veníamos e intentó mantener una conversación como buenamente pudo, así que todo bien. 10 minutos más tarde ya estábamos sanos y salvos en casa. De otra forma, el trayecto se hubiera convertido en 2 horas caminando por una carretera oscura y remota. ¡No nos podemos quejar!
Bonus!
Si queréis saber más sobre la fortaleza de Kärnäkoski, aquí os dejo un enlace.