Travesía por Ounasvaara y el museo Arktikum de Rovaniemi
Rovaniemi, 1 de marzo de 2018.
A diferencia de los días anteriores, la mañana ha comenzado nevando muchísimo. Sin embargo, como ha sido mi último día aquí, he querido aprovecharlo al máximo y ver un par de cosas que tenía pendientes: la estación de esquí de Ounasvaara y el museo Arktikum.
Cambiando de hostal: GuestHouse Arctic Heart
Antes de mi expedición a Ounasvaara, he empacado todas mis cosas en mi súper mochila para cambiar de hostal. Mi reserva en el Wherever Hostel terminaba hoy, pero al final he decidido quedarme un día más en Rovaniemi antes de continuar mi viaje hacia el norte. Para esta última noche, he reservado en el GuestHouse Arctic Heart. No es que estuviera mal en el otro hostal, ¡para nada! Es solo que aún no pierdo la esperanza de ver auroras y este hostal está más cerca del río Kemi. Está en la calle Tukkipojantie 6 y la noche no llega a los 30€, lo cuál es bastante barato para ser Finlandia.
En base a mi experiencia hasta el momento, los hostales son la mejor manera de hospedarse en Rovaniemi. Es la opción más económica y los hostales son acogedores, tranquilos y están perfectamente equipados. Por ahora, tanto el Wherever Hostel como el GuestHouse han superado mis expectativas. Los primeros días parecía que había más gente en los hostales pero estos últimos estaban más vacíos. ¿Será porque termina febrero y, con él, la “temporada alta” de invierno?
De camino a Ounasvaara
Empecé la caminata a Ounasvaara a eso de las 11:30-12 del mediodía. Según había mirado, había unos 50 minutos caminando desde el hostal hasta el hotel que hay allí. Aunque Ounasvaara es una estación de esquí, lo que a mi más me llamaba la atención era la naturaleza como tal. Había leído por Internet que era el lugar perfecto para ver auroras (está alejado del centro y de las luces), para practicar deportes de nieve o simplemente para pasear. Mi objetivo en esta ocasión era el último (esquiar no es lo mío).
Perdida en medio de la nada
Llegar a Ounasvaara era aparentemente fácil: había que salir del centro de Rovaniemi y cruzar el puente que conecta ambos sitios. Al principio todo parecía lógico.
Por cierto, este es el sitio donde he ido cada noche en búsqueda de auroras boreales:
Pasé por un túnel y continué por el camino que se adentraba en el bosque, todo recto, siguiendo las pistas planas de esquí…
… hasta que llegué a un punto confuso. El camino se bifurcaba en dos: uno continuaba recto y otro se adentraba en el bosque en lo que parecía un sendero para bicicletas de montaña.
Lo primero que se me ocurrió fue consultar Google Maps. Primero, para saber donde estaba; y segundo, para decidir hacia dónde tirar. Sin embargo, si habéis leído mis posts anteriores sabréis que mi móvil no aguanta bien las bajas temperaturas… Y esta vez no conseguí ni siquiera desbloquearlo. La batería murió al instante.
Total, me quedé sin nada y en mitad de esos misteriosos caminos. Así que dejé la decisión en manos de mi intuición y continué recto hasta que me encontré con un cruce que volvía a dividir el camino en dos. A estas alturas me sentía más confusa que Alicia en el país de las maravillas… Perdida, sin móvil, a más de una hora del centro y sin nadie alrededor. ¿¿Quién iba a estar ahí en medio de la nada a estas horas??
Un encuentro muy especial
Sin embargo, la vida da muchas vueltas y muchas veces las cosas pasan por alguna razón. Justo en aquel momento vi a una chica que venía en la misma dirección que yo. Le pregunté cómo ir a Ounasvaara, me respondió que ella también iba hacia allí y que podíamos ir juntas si quería. Total, que comenzamos a hablar y para mi sorpresa era como si nos conociéramos de toda la vida. ¡Teníamos un montón de cosas en común! No solo eso, me propuso dejar la mochila en su casa y enseñarme Ounasvaara y sus alrededores.
Aquí quiero hacer un inciso, y es que me da mucha rabia los prejuicios y estereotipos que se crean de cada país o cultura. Finlandia tiene fama de ser un país con gente fría, poco social y propensa a guardar distancias. Creo que no es para nada cierto y que antes de juzgar a una sociedad o cultura, tienes que verla con tus propios ojos y vivirla en primera persona.
Adentrándonos en el bosque
Esta chica no vive en una casa normal en Rovaniemi, sino en medio del bosque de Ounasvaara. No había más casas a su alrededor y estaba toda rodeada de árboles, nieve y naturaleza. ¡Una pasada!
Dejó la mochila y fuimos a pasear por el bosque y los parajes nevados de Ounasvaara. El paisaje me recordó muchísimo a las típicas fotos de Instagram, pero verlo en directo no tiene punto de comparación. Yo creo que por más que intentes hacer fotos es imposible captar la belleza real del lugar. Todo era absolutamente blanco: los árboles, los caminos… No creo que mucha gente pasara por allí.
Fuimos subiendo por senderos hasta llegar a un mirador desde donde podías ver todo el paisaje, así como Rovaniemi desde las alturas. Como mi móvil estaba KO, la chica me dejó su móvil para hacer alguna foto:
Después del mirador fuimos a la torre de esquí, donde también se podían apreciar maravillosas vistas de la ciudad. Aquí nos encontramos una cosa súper curiosa y es que en las escaleras de la torre vimos un papel con un mensaje escrito. Se ve que una chica y un chico se habían conocido en esa misma torre y habían estado juntos, y la chica había escrito un mensaje por si el chico volvía para que le pudiera contactar. ¡Parecía sacado de una película!
Para bajar encontramos una especie de pendiente, y como no teníamos trineo nos tiramos de culo cuesta abajo por la cuesta. Al principio no estaba muy segura, pero finalmente me atreví y ¡ahora lamento que no hubiera más caminos así!
Merendando en buena compañía
Después de estar un rato caminando por el bosque, fuimos a merendar a su casa. Era súper bonita, hecha de madera como si fuera una cabaña.
Entre una cosa y otra acabamos hablando sobre el Arktikum. Se trata de un museo sobre la cultura, historia y vida moderna en el ártico, y que hace énfasis en la naturaleza y la vida humana. Decidimos ir para echar un vistazo, aunque ella ya había estado varias veces.
El museo Arktikum
Caminamos una media hora de Ounasvaara al Arktikum. La entrada del museo cuesta 13€ para adultos y 9€ para estudiantes. Hay otros descuentos también para personas de la tercera edad, militares, etc. pero necesitas tener una acreditación específica. No sirve cualquier tarjeta internacional. Una de las cosas buenas del museo es que tiene taquillas gratuitas para que puedas dejar tus abrigos o mochilas mientras visitas las exposiciones.
El Arktikum tiene forma de pasillo alargado con puertas que dan a las exhibiciones, y tanto el techo como el fondo están hechos de cristal. Es decir, puedes ver el cielo y el río Kemi desde el mismo museo. Es el lugar perfecto para ver auroras… lástima que cierren a las 18h.
Aunque íbamos con el tiempo un poco justo, nos dio tiempo de ver exhibiciones de lo más interesantes. Sobre auroras boreales, el pueblo y la cultura Sami, el cambio climático en el ártico, deportes de invierno… Además, también habían animales disecados, juegos interactivos, vestidos y obras de arte tradicionales, paneles con historia y testimonios reales, una pecera con criaturillas marinas, etc. Recuerdo que había una sala súper random dedicada especialmente al sexo donde habían historias, quotes, figuras e incluso auriculares para escuchar audios de orgasmos. ¡Tal cual!
Pensaba que nos daría tiempo suficiente de verlo todo en una hora y media, pero ni de broma. El museo tiene dos plantas y es mucho más grande de lo que pensaba. Quién sabe, ¡quizá en un futuro vuelva y lo pueda ver con más calma!
Y, ahora, ¡a descansar!
Mañana me voy a Levi y me espera un buen madrugón. Me voy cansada a la cama pero muy contenta por el estupendo día que he pasado. ¡A ver qué tal mañana!