Excursión a la playa de Pirita y al castillo de Maarjamäe
Tallín, 28 de marzo de 2018.
Todavía no he tenido el training con mi manager así que no sé cuáles serán mis turnos, pero más o menos mis compañeros me han explicado en qué consiste todo. Para empezar a familiarizarme, esta mañana he estado ayudando al compañero del turno de mañana a limpiar un poco el hostal.
El día que llegué a Tallín una de las responsables del hostal me estuvo explicando qué ver en la ciudad y en los alrededores. Uno de los sitios que recomendaba era la playa de Pirita y que está a una hora y media caminando. Como ya había hecho el free walking tour, pensé que sería buena idea para dar un paseo y ver cosas diferentes.
Salí del hostal a las 2 de la tarde, después de comer. En teoría se llegaba en poco más de hora y media pero me di cuenta de que durante todo el trayecto había más cosas interesantes que ver. Por eso, al final estuve caminando de 2 a 8:30 de la noche, más o menos…
Viru Keskus y la Iglesia Metodista de Estonia
Ir a la playa de Pirita desde el hostal es muy fácil. Primero fui por la calle Olevimagi (la del hostal), bajé toda la calle Aia y llegué al centro comercial Viru Keskus. Cuando sales del casco antiguo de Tallín, el panorama cambia completamente. Es como si estuvieras en otra ciudad diferente. Viru Keskus es un área muy moderna, llena de tiendas y negocios. Ni rastro de fortalezas o edificios medievales. De aquí cogí la calle Narva Maantee toda recta hasta llegar a la Iglesia Metodista de Estonia. Este edificio no parecía para nada una iglesia porque tenía una forma un tanto peculiar.
Monumento al Russalka
El camino no tiene pérdida ninguna porque es continuar toda Narva Maantee hasta llegar al Monumento al Russalka. Sin embargo, yo preferí llegar caminando por la costa. En cuanto vi el mar a la izquierda, crucé el parque y llegué a la playa. En cuanto al monumento, fue construido en 1902 en memoria de las personas que murieron en el golfo de Finlandia en el buque de la armada rusa Russalka en 1893. Es una escultura de 16 metros de un ángel de bronce en un pilar de granito y con una cruz ortodoxa que señala en dirección a donde el barco se hundió.
La playa todavía estaba un poco congelada y todavía quedaban rastros de la última nevada. El mar también estaba helado aunque en algunas zonas ya se empezaba a descongelar y había algunos patitos nadando. Eso sí, el aire todavía era bastante fresco.
El castillo de Maarjamäe
A mitad de camino entre el memorial a Russalka y la playa de Pirita está la zona de Maarjamäe, con varios puntos de interés. Primero de todo, el Castillo de Maarjamäe, que hoy en día alberga el Museo de la Historia de Estonia.
Detrás del palacio principal está el parque de los monumentos con estatuas de Lenin, Stalin y soldados soviéticos. Aunque el museo es de pago, al parque se puede acceder de forma gratuita.
En el mismo recinto también estaban los establos, que están en lo que antes fue una fábrica de azúcar y que hoy se utiliza para alojar exhibiciones y seminarios.
Maarjamäe Memorial y cementerio alemán
Fuera del recinto estaba el monumento conmemorativo de Maarjamäe que se construyó en honor a las personas que fallecieron defendiendo la Unión Soviética. Se trata de un obelisco de 35 metros que se puede ver desde el camino a Pirita.
El conjunto también incluye las tumbas de las tripulaciones de Avtroil y Spartak (dos destructores bolcheviques), senderos, muros de dolomías y una escultura de bronce de una bandada de pájaros.
Después de haber visto todo esto, vi que había una especie de montaña justo detrás y pensé que sería un buen lugar para ver las vistas. No encontré ningún camino así que no se me ocurrió otra cosa que ir campo a través hasta arriba. Creo que nadie había ido por allí porque no había ninguna huella. La subida fue un poco odisea porque el camino era súper empinado, resbaladizo y estaba lleno de ramas poco resistentes. Iba medio arrastrándome por la nieve, agarrándome a los árboles como podía para no resbalarme. Una caída desde allí podría ser peligrosa.
Sin embargo, los esfuerzos fueron un poco en vano porque cuando ya casi estaba arriba vi que no había ninguna forma de continuar hacia la “cumbre”. No se podía escalar la roca y no había ni sendero ni nada donde apoyarse sin poner en riesgo tu vida. Así que nada, me di media vuelta y bajé por donde había venido como si estuviera en un tobogán. Llegué sudandito, pero sana y salva a tierra firme.
Me metí por una calle para rodear la montaña y buscar una forma de subir. Efectivamente, había una escalera pero totalmente cubierta de nieve y resbaladiza a más no poder. Así que desistí y me di media vuelta. ¡Volveré cuando haga más calor! Al menos, volví por una calle con casitas típicas estonias la mar de bonitas.
Monumentos conmemorativos
Continuando por el paseo marítimo hacia la playa de Pirita encontré otros dos monumentos conmemorativos. Empiezo a pensar que Tallín está lleno de monumentos en honor a catástrofes y con formas un tanto peculiares…
El primer monumento era dedicado a Charles Leroux, un aviador estadounidense y pionero del paracaidismo. En 1889 salió en globo aerostático sobre Tallín para saltar en el paracaídas que había diseñado. Debido a los fuertes vientos el globo se fue al mar, Charles saltó pero no consiguió sobrevivir.
El segundo monumento fue dedicado a Michael Park, un copiloto de rallies que falleció en 2005 en el Wales Rally de Gran Bretaña.
La playa de Pirita
Continué mi camino hasta que, por fin, llegué a la playa de Pirita. Obviamente no hacía para nada un día de playa y, de hecho, la playa estaba prácticamente cubierta de nieve. Había un poco de arena, pero era inapreciable. Hacía bastante viento y frío pero aún así había alguna que otra persona paseando.
También había lo que parecía un gran hotel, que imagino que se llenará en verano.
Cogí por este camino para ir a Pirita põhjamuuli tulepaak o, lo que es lo mismo, el faro. Desde allí se podía ver el skyline de Tallín y los ferries que iban o venían de Finlandia.
Hacía mucho viento y se me congelaban las manos al quitarme los guantes, así que después de echar alguna que otra foto emprendí el camino de vuelta al centro.
Puesta de sol desde la costa
Volví cuando estaba empezando a anochecer así que bajé a la playa para esperar la puesta de sol. Debo decir que ha sido una de las puestas de sol más bonitas que he visto en mi vida. El mar estaba cubierto de hielo pero se estaba empezando a resquebrajar por algunos sitios, haciendo un efecto muy bonito. Además, el cielo estaba de diferentes tonalidades de colores: azul, rosa, naranja, lila… y esto se reflejaba también en el mar.
Al llegar al hostal (rebentadísima, por cierto) he conocido por fin a mi manager, que ya ha vuelto de su viaje. Mañana me explicará todo y podré ponerme manos a la obra con las tareas del hostal.
PD: en este mapa he marcado el camino que seguí para ir desde Tallin Backpackers hasta la playa de Pirita, así como los puntos de interés.