Mis primeras aportaciones en el Flea Market

Savitaipale, 1 de febrero de 2018.

Hoy ha sido un día bastante completo, y no solo porque haya comenzado a trabajar en el Flea Market. Eso sí, para comenzar bien el día hemos desayunado a lo grande (o almorzado, porque era tardísimo). Uno de mis compañeros es de Indonesia y tiene fama de ser el mejor cocinero del grupo, y la verdad es que no ha sido para menos. Ha elaborado un plato de arroz con carne cocinado a su estilo y estaba espectacularmente bueno. No estoy muy segura de qué es lo que llevaba, pero el resultado ha sido fabuloso.

Con el estómago ya lleno, he ido a la casa principal. El sitio donde estoy se divide en tres partes: la casa principal (que es donde trabajamos), la tienda y la casa de los voluntarios. Es decir, nosotros hacemos nuestra vida en nuestro alojamiento, pero trabajamos y comemos en la casa principal. Sin embargo, el lugar donde estamos está completamente equipado. Es otra casa con todas las facilidades: cocina, lavabo, ducha, lavandería, salón… e incluso una habitación con ropa extra por si pasamos frío.

Las primeras tareas del voluntariado

Primero me han explicado cuáles son las tareas más comunes y cómo funciona el Flea Market. Cada uno de nosotros tiene unas responsabilidades de las que se tiene que encargar. Por ejemplo, asegurarse de que la cocina está limpia u organizar el Flea Market. Por otro lado, están las tareas del día a día y que van cambiando según las prioridades o los objetos que van llegando.

Después de comer, he estado trabajando un par de horas para tener un primer contacto con mi nuevo entorno. Lo primero que he hecho ha sido enganchar alarmas en prendas que se venderán mañana en la tienda que tienen los propietarios en Lappeenranta, que es la ciudad grande más cercana a Savitaipale. Una vez terminado, me he estado peleando con una especie de nevera que era súper difícil de limpiar por lo antigua que era. Es sorprendente lo que cambia un producto antiguo con un par de capas de agua y jabón, ¡parecía otra cosa totalmente diferente!

Las maravillas del Flea Market

He estado curioseando por el Flea Market para familiarizarme con los objetos que se venden. Siendo sincera, hay muchísimas cosas que están prácticamente nuevas y que jamás dirías que son de segunda mano. Esto me hace pensar en las miles de cosas que desechamos cada día porque creemos que están estropeadas. Muchas veces no nos damos cuenta de que hay productos que se pueden arreglar con muy poco esfuerzo. También, que las cosas que nosotros no queremos pueden necesitarlas otras personas. Y por un precio mucho más barato al original.

En el Flea Market hay prácticamente de todo: cafeteras, utensilios de cocina, material de oficina, ropa, zapatos, libros, vasos, objetos de decoración, juguetes… Venden productos tanto en la tienda física de aquí de Savitaipale como en la tienda online. Ahora en invierno no hay mucha afluencia de gente, pero en verano vienen turistas y se vende mucho más. En invierno, las personas que vienen a comprar o a curiosear el Flea Market son finlandesas. Si entra alguien hablando en inglés es algún turista que probablemente viene de Rusia, ya que estamos cerca de la frontera. O eso, o es alguien a quien no han venido a buscar a la parada… como me pasó a mi.

Aprendiendo un nuevo idioma

Al terminar la jornada, hemos comenzado a estudiar finés de forma autodidacta. Además de nosotros, hay una pareja que también está de WorkAway aquí en el pueblo y ambos ya están familiarizados con el idioma. Uno de los chicos nos ha hecho de profesor y nos ha explicado las bases del idioma. Como primera impresión, creo que el finés no es precisamente fácil. Los españoles estamos acostumbrados a estudiar inglés y lenguas románicas como el francés o el italiano, por eso los idiomas como el finés o el alemán asustan de buenas a primeras. Sin embargo, una vez te sabes las reglas y tienes vocabulario suficiente, tiene bastante lógica. En cualquier caso, va a suponer todo un reto.

La primera sauna finlandesa…

La experiencia del día ha sido probar la sauna original finlandesa. En Finlandia es muy común que todas las casas tengan una, además de las saunas públicas de cada ciudad. Existen varios tipos de sauna pero en casa tenemos la eléctrica, que es la más común en los hogares finlandeses. Básicamente, las instrucciones son las siguientes: te pones el bañador, te das una duchita rápida y te metes en una sauna, que suele estar a unos 80 grados. Cuando comienza a “enfriarse” o crees que necesitas una mayor temperatura, tiras agua con el cazo a las piedras, para liberar vapor y dar un golpe de calor. La primera vez entré sin problemas. La segunda ya me tuve que salir antes porque me notaba un poco abrumada de tanto calor. No worries, nada que no se solucionara con una ducha fresquita.

… con riesgo de coger una pulmonía

Una sauna finlandesa no es auténtica si después de entrar en calor no sales al exterior. Imagínate el frío que hacía fuera… nevando y a -10 grados mínimo. Lo último que se te pasa por la cabeza es salir a la calle en bañador. Pero como en esta vida hay que probar de todo… ¡ahí estábamos nosotros para hacerlo!

Mi sorpresa fue enorme cuando salí fuera y vi que no tenía frío. A ver, sí, notas que la temperatura está muy baja, pero es bastante soportable. Definitivamente, mucho más de lo que me esperaba. Al principio pensaba que me congelaría allí mismo, pero tu cuerpo está tan caliente que no notas el frío. Al ser la primera vez, tampoco quise pasar media hora fuera, así que rápidamente volví a entrar a la casa. No es plan de coger una pulmonía nada más llegar a Finlandia… eso sí, me he propuesto aguantar más tiempo fuera la próxima vez. ¡Es la terapia de choque perfecta para combatir el frío!

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