Ruta de trekking a la fortaleza de Rovastinoja

Savitaipale, 9 de febrero de 2018.

Ya hace más de una semana que llegué a Finlandia, y hoy por fin hemos hecho la primera ruta de trekking por sus increíbles paisajes nevados. El camino escogido ha sido desde Savitaipale hasta Rovastinoja, que es una cabaña construida al estilo prehistórico a orillas del lago Kuolimo. Esta ruta, llamada Rovastinojan Tautopakkia en finés, es una de las recomendadas por la página oficial de turismo de Savitaipale. Compone una distancia de 9,4km de sólo ida y se puede hacer perfectamente en un par de horas yendo con calma.

Los días de invierno en Finlandia duran pocas horas pero por suerte cada vez los días duran más. Normalmente tenemos luz de 8 de la mañana a 4:30 de la tarde. Por esta razón nos levantamos temprano, compramos provisiones y comenzamos la ruta a las 8:30. ¡No queríamos que nos pillara la noche en medio del bosque!

Comenzando la ruta a Rovastinoja

Primero de todo fuimos con dirección al lago Kuolimo, que es donde comenzaba el sendero. Allí encontramos la indicación de la ruta hacia Rovastinoja. La ruta está muy bien señalizada con unas marcas rojas y es imposible perderse. De todas formas, de vez en cuando íbamos mirando nuestra ubicación en el móvil para comprobar que estábamos en el lugar correcto.

Señal hacia Rovastinoja

El paisaje era absolutamente espectacular. Se trataba de un camino por el bosque y, a veces, a orillas del lago Kuolimo donde podías apreciar la belleza del paisaje finlandés. Todo era blanco: los árboles, el suelo, los alrededores… e incluso el cielo era de un color blanco grisáceo. Era como si el suelo y el cielo estuviesen hechos de lo mismo. Además, una de las cosas que más me llamaron la atención es que durante toda la mañana parecía que fuera la misma hora porque el color del cielo no cambiaba de color. 

Sendero hacia Rovastinoja

Al principio pensaba que el sendero sería todo “campo a través” por la nieve, pero no fue así. Gran parte del camino era plano aunque a veces las señales nos trolleaban y nos hacían coger por mitad de la nieve para volver de nuevo al sendero principal. Me parece que lo han hecho de esta forma porque cuando es primavera debe merecer la pena coger por estos pequeños caminos en lugar de por la calle.

Frío y silencio hasta Rovastinoja

El camino a Rovastinoja se nos hizo bastante corto y en total tardamos unas 3 horas en llegar, contando paradas y todo. Mientras andábamos, la temperatura era bastante soportable pero sí es cierto que al no estar en la ciudad la sensación térmica era mucho menor. Cuando parábamos para hacer alguna foto se nos congelaban las manos y podías notar como perdías sensibilidad y se comenzaban a hinchar los dedos. Por supuesto, íbamos abrigados hasta arriba con doble capa de todo: pantalones, calcetines, bufandas… Sólo se nos veían los ojos e íbamos todo el camino con el moquillo.

Otra de las cosas que sin duda me parece digna de mencionar era el silencio que se respiraba en medio de la naturaleza. De vez en cuando, nos parábamos simplemente a «escuchar» el silencio. Era una sensación única. No se oía prácticamente nada, ni siquiera ruido de los animales. Quizá en algún momento podías oír el sonido de los pájaros o algún ruido lejano, pero era poco común. Puede sonar un poco friki pero grabé un par de vídeos únicamente para tener registrado el silencio de estos paisajes al menos por unos segundos.

A la rica nieve

Otra de las cosas interesantes de esta caminata fue la de «comer» nieve. He de decir que no estaba muy segura pero me animaron a hacerlo y finalmente probé un poco. Para mi sorpresa no estaba nada mala ya que donde estábamos no había suciedad y la nieve era pura. Obviamente, no «comería» nieve de mitad de la calle con toda la suciedad que hay ahí. Para mi sorpresa, estaba hasta buena. Eso sí, tampoco quise probar más de la cuenta, que tampoco era plan de coger una gastroenteritis.

Las cabañas junto al lago

A mitad del camino, nos encontramos con una cabaña familiar en mitad de la nada y con vistas al lago Kuolimo. Aquí en Finlandia es muy común que las familias tengan una cabaña en alguna ubicación como esta para disfrutar de las vacaciones de verano (o de invierno). Nos asomamos para ver si había alguien pero estaba vacía. Desde la cabaña se podía apreciar la inmensidad del lago, que era fascinante. Mirabas hacia el horizonte y hasta molestaba a los ojos de la claridad tan brutal que había. Como decía antes, era como si tanto el cielo como el mar estuvieran hechos de lo mismo.

Cabaña en el lago Kuolimo

Cuando retomamos de nuevo el camino, nos encontramos con otra especie de cabaña. Se trataba de una construcción de madera con material para hacer hogueras. Nos refugiamos allí para tomar el primer snack del día, ya que estábamos hambrientos. Lo más interesante es que estaba bastante bien equipada, ya que había leña, periódicos (recientes) y material para hacer hoguera. Esto significa que no hacía mucho que alguien había pasado por allí.

Durante todo el trayecto hacia Rovastinoja no nos encontramos con nadie. Sin embargo, en la nieve se podían observar pisadas de animales. Las huellas eran de animales diferentes pero no sabemos de cuáles. Algunos iban al lago, otros se adentraban en el bosque, otros simplemente cruzaban el camino… Eran notablemente visibles, lo cual significaba que los animales habían pasado hace poco.

¡Bienvenidos a Rovastinoja!

Cuando llegamos a Rovastinoja el frío se empezó a notar mucho más, sobre todo porque estuvimos un rato parados. Estar parados a estas temperaturas tan bajas es lo peor porque tu cuerpo se enfría y comienzas a notar frío por manos y pies.

La cabaña era súper auténtica y estaba hecha de madera. Por alguna razón nos recordaba mucho al hogar del Hobbit, allí perdida en medio de la naturaleza. La fortaleza tenía dos puertas (una delantera y otra trasera) cubiertas con piel de oso. Por dentro, parecía como un lugar de reunión más que una casa como tal. En el centro había una hoguera apagada con banquetas de madera, una superficie para sentarse y materiales para encender la fogata. También había una escalera que daba a una superficie elevada para sentarse junto a una ventana.

Cabaña de Rovastinoja

A solo unos metros de la cabaña de Rovastinoja, había otra construcción de madera. Era un lavabo que tenía hasta un rollo de papel higiénico, lo que significa que alguien había pasado por allí hace poco. Esto me hace pensar que en Finlandia tienen en cuenta hasta el más mínimo detalle. Siendo sincera, no esperaba encontrarme un lavabo en tan buen estado en mitad de la nada.

Al salir de la cabaña de Rovastinoja había una escalinata que llevaba al lago. Obviamente, estaba todo nevado y congelado. Después de curiosear y de echar algunas fotos entramos a la cabaña para comer nuestros bocadillos. Comer allí dentro fue toda una odisea porque teníamos las manos congeladas y sacarlas de los guantes era todo un sacrificio. Pensamos en encender la hoguera pero si lo hacíamos acabaríamos con la ropa apestando a humo. Tampoco es que nos sobre la ropa ahora mismo… así que preferimos comer congelados.

Autostop, o cómo conocer a gente local

El camino de vuelta de Rovastinoja lo podríamos haber hecho a pie pero nos habíamos propuesto una cosa: hacer uno de los dos trayectos con autostop. Queríamos comprobar si realmente funcionaba y cuánto tardábamos en llegar de nuevo a Savitaipale. Por eso, después de comer emprendimos el camino hacia la carretera más cercana, que estaba a una media hora andando. En este trayecto parecía haber más civilización ya que había casitas y lo que parecían pequeños pueblecitos.

El mejor momento fue cuando por fin llegamos a la carretera. No pasaba ni un solo coche, ni para un lado ni para otro. No llevábamos ni 5 minutos cuando vimos un coche que venía del mismo sendero que nosotros, y para él fuimos. Le preguntamos si iba a Savitaipale y, aunque no era ese su destino, sí accedió a llevarnos ya que le pillaba de camino. Y aquí viene la mejor parte… hablando con el chico vimos que conocía a la señora del voluntariado donde estamos. Antes de ser un Flea Market, el establecimiento había sido un restaurante llevado por los mismos propietarios y este chico había sido el chef de ese restaurante… ¡Qué pequeño es el mundo!

Llegamos sanos y salvos a casa. Después de estar por la tarde por aquí de tranquileo llegó el momento de retomar las clases de finés… Sin duda, una clase súper intensa porque hemos comenzado a entrar más en materia y la cosa se empieza a complicar.

Bonus:

Para ver todas las rutas que parten de Savitaipale puedes hacerlo en este enlace. La que hicimos nosotros a Rovastinoja es la que aparece como SA 21.

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