Último paseo por Siracusa y viaje a Catania
Catania, 6 de junio de 2018.
Esta mañana he aprovechado para visitar las últimas cosas que tenía pendientes de ver en Siracusa. Aunque es una ciudad pequeña la encuentro bastante agradable y no me importaría quedarme unos días más. Sin embargo, por otro lado también quiero continuar con mi viaje y ver lugares diferentes, así que por la tarde he emprendido el camino a mi siguiente destino: Catania.
Mercado de Siracusa
La mañana ha sido bastante tranquila y he estado paseando por el centro con mi compañera Marion. La primera parada fue el mercadillo de Ortigia, que está justo al lado del Templo de Apolo. Me he dado cuenta de que los mercados en la calle son bastante comunes en Sicilia y suelen ir muchos turistas y gente local. Suelen comenzar por la mañana y terminan a las 14:00h más o menos.
El mercado de Siracusa no es muy grande (ocupa solo un par de calles) y hay un montón de puestos. Los hay de frutas, verduras, pescado, carne, comida típica siciliana, especias variadas e incluso accesorios, productos del hogar y souvenires. Me pareció muy entrañable, si bien había mucha gente hablando y gritando y podía resultar un poco agobiante a veces. Es interesante porque ves cómo es la cultura local en las diferentes regiones.
Iglesia de Santa Luzia alla Badia
Después de comprar fuimos a la Iglesia de Santa Luzia para ver la famosa obra de Caravaggio. Quisimos entrar hace un par de días pero estaba cerrada (abren solo de 11:00h a 16:00h). La iglesia está dedicada a Santa Lucía, la patrona de Siracusa. Sin embargo, lo más interesante es que en el fondo de la nave se encuentra la reconocida pintura de “El entierro de Santa Lucía” de Caravaggio. El ingreso a la iglesia es gratuito.
Lo único es que no se podían echar fotos y de eso ya se encargaba el personal de la iglesia. Había un señor vigilando que nadie lo hiciera y, cuando pillaba a alguien, le llamaba la atención gritando por un micrófono. Y esto pasaba continuamente porque casi todo el mundo quería hacer fotos de extranjis.
Castello Maniace
Nuestra siguiente para fue el Castello Maniace. Se trata de una fortaleza situada en el extremo de Ortigia que servía para controlar la entrada de los enemigos desde el mar. Tenía muchas ganas de entrar al castillo pero debo decir que me decepcionó bastante por varios motivos. En primer lugar, no se podía entrar dentro del castillo como tal porque está bajo reformas. Sólo se podía visitar el patio interior y las murallas, que también han sido restauradas. No queda prácticamente nada de su estado original.
Por otro lado, es cierto que las vistas al mar desde la fortaleza son bonitas, pero también lo son desde otras partes de la ciudad. Creo que no es necesario entrar al castillo para eso.
A pesar de que la visita estaba limitada por reformas, tuvimos que pagar 4€ para entrar. Si eras profesor o estudiante de historia, arquitectura o una rama relacionada tenías un descuento de 2€. Me pareció caro para lo que ofrecía ya que ni siquiera nos dieron un folleto informativo que nos explicaba lo que estábamos viendo.
Viaje de Siracusa a Catania
Después de la visita volvimos al hostal para recoger mi mochila y tirar hacia Catania. Cogí el tren a las 14:15 de la tarde y, al igual que cuando vine a Siracusa, el billete me costó 6,90€ para un trayecto de 1 hora.
Cuando bajé del tren me encontré con una chica australiana que había estado en el mismo hostal que yo en Siracusa. Sin embargo, en esta ocasión habíamos reservado en hostales diferentes así que tomamos caminos separados.
Mi alojamiento: Casa Verdi
He reservado un par de noches en el hostal Casa Verdi. Está en la calle Giuseppe Verdi, a solo 15 minutos a pie de la estación de tren de Catania. Es muy fácil llegar. De momento, mi primera impresión es que esta ciudad parece mucho más segura que Agrigento o Palermo. No me he sentido insegura caminando por las calles a pesar de que tampoco había mucha gente a esa hora.
Al igual que el Hostal Dimora de Agrigento, el personal de la Casa Verdi son argentinos e italianos. En esta ocasión comparto habitación con dos personas más y nada más llegar conocí a mi primer compañero. Se llama Steven y es un señor de Singapur que está viajando por Sicilia antes de volver a Roma para reunirse con unos amigos.
Me hubiera gustado ver algo más de Catania esta tarde pero estaba un poco cansada. Mi idea era hacer la excursión al volcán Etna mañana pero lo veo muy precipitado y prefiero ver la ciudad primero para familiarizarme con ella. De todas formas, he preguntado al chico de la recepción y a otros huéspedes cómo llegar y qué me recomiendan para empezar a planificar.
La crisis del vuelo
Aproveché para hacer una compra exprés en el supermercado. Fui al que tenía más cerca pero no tenían prácticamente nada. Por ejemplo, el pan de molde se había agotado por completo y de fruta no quedaban apenas existencias. Al final cambié de planes y fui al Carrefour de toda la vida, donde ya hice la compra final. Por cierto, las bolsas orgánicas no duran nada y menos mal que llevaba mi mochilita porque si no hubiera sido un caos…
Mientras cenaba en el hostal con Steven, de repente recibió un email de la aerolínea comunicándole que su vuelo a Roma había sido cancelado. Últimamente están habiendo huelgas en los aeropuertos de Italia y éste era uno de los vuelos afectados. Eran las 10 de la noche, su vuelo era para dentro de dos días y tenía ya todo reservado en Roma. Podía o bien cambiarlo o que le reembolsaran el dinero. Para colmo, su móvil tampoco le dejaba hacer cambios mediante la app. Al final entre los dos conseguimos solucionarlo. La mala noticia es que Steven se tendrá que ir mañana y no pasado mañana como tenía planeado.
En este momento de crisis llegó nuestro nuevo compañero de habitación. Se llama Gaël y es de Francia. Por lo que se ve también le gusta todo el tema de montañismo y naturaleza y le he convencido para hacer la expedición al Etna. YES!
Paseo nocturno por Catania
Por culpa del imprevisto hoy ha sido la última noche de Steven, así que hemos salido a tomar algo los tres por Catania. Las calles estaban bastante vacías pero al final encontramos una zona donde había más ambiente y nos metimos en un bar alternativo. Mis compañeros se pidieron un par de cervezas y yo me limité a un mísero té con limón y jengibre. No sólo tengo el oído taponado sino que ahora también me he resfriado.
Hemos estado charlando e intercambiando vivencias y experiencias de viajes como por ejemplo cuánta ropa llevar. De allí han salido auténticos trucos como el famoso “rule of the 3 underwear“, que seguramente ya os podéis imaginar en qué consiste. Mola porque hemos congeniado los tres muy bien y es una lástima que Steven se tenga que ir mañana. Pero bueno, cosas que pasan. ¡Hay que quedarse con los buenos momentos!