Scala dei Turchi, una hermosa joya blanca en la costa siciliana
Agrigento, 2 junio 2018.
Hoy he hecho una excursión de medio día a Scala dei Turchi, uno de los lugares más emblemáticos de la costa siciliana. Se trata de unos acantilados blancos con forma de escalera que se han ido creando de manera natural con el paso del tiempo.
He ido con Ivana, una chica que conocí ayer en el hostal y que estaba deseando ir. Ella intentó ir ayer pero tuvo mala suerte con el transporte y no pudo llegar. Creía que se iría de Agrigento sin ver la Scala dei Turchi, pero le propuse ir hoy a probar de nuevo (a pesar de ser festivo y arriesgarnos a quedarnos en la calle).
Qué es la Scala dei Turchi
La Scala dei Turchi (“Escalera de los turcos”, en español) es un impresionante y extenso acantilado de color blanco que se encuentra en la playa de Realmonte, a 18 kilómetros de Agrigento. Está formado por una piedra llamada Marga que es totalmente blanca y que le da el color que lo hace tan especial. A través de los siglos, el viento y las lluvias han ido dibujando en el acantilado amplios escalones que se inclinan en dirección al mar, como si quisieran entrar.
El nombre “Scala dei Turchi” viene de una leyenda. Esta dice que los piratas sarracenos (a los que los sicilianos llamaban los “turcos”) protegían sus embarcaciones del viento en medio de estos acantilados y subieron por estos “escalones” para llegar a la cima y asaltar a las aldeas locales.
El trayecto de Agrigento al acantilado
El problema
Para ir a Scala dei Turchi nos enfrentamos a varios problemas:
- No hay transporte público directo desde Agrigento a Scala dei Turchi. La única opción -aparte del coche- es coger un autobús que te deja en un pueblo cercano llamado Porto Empedocle y luego caminar 40 minutos hasta el acantilado.
- Hoy ha sido festivo en Italia (es día 2 de junio y se celebra la fiesta de la República) así que circulaban muy pocos autobuses. Habían 4 al día para ir y 4 para volver.
- Los horarios de los autobuses de Agrigento a Porto Empedocle eran ilógicos. Salían dos por la mañana,a las 9:30 y 10:30; y dos por la tarde, a las 16:30 y 18:30. Para volver desde Porto Empedocle, salían a las 10:00 y a las 11:00, y después a las 17:45 y a las 19:00. Es decir, entre las 11:00 y las 17:45 no había opciones para regresar.
- Ivana tenía que viajar a Catania por la tarde así que solo podíamos hacer la excursión por la mañana.
Las opciones
Decidimos valorar opciones en la estación de autobuses. Cuando llegamos quisimos preguntar en la billetería pero estaba cerrada al ser festivo. Vimos que había un establecimiento abierto de otra compañía y fuimos a preguntar al chico de la recepción si sabía cómo llegar a Scala dei Turchi.
El chico no estaba muy seguro pero hizo una llamada por teléfono y, a los pocos minutos, se presentó en la billetería un señor que nos hizo una oferta para llevarnos a los acantilados. Nos propuso una cantidad descabellada y nos dijo que no teníamos otra opción, e intentamos regatear sin éxito. Eso sí, el señor estuvo merodeando por allí y observándonos por si cambiábamos de idea.
La solución
Al final decidimos jugárnosla e ir a la aventura: iríamos en autobús e improvisaríamos la vuelta usando la creatividad.
Dicho esto, cogimos el autobús a Porto Empedocle las 9:30 sin tener ni idea de cómo volveríamos. Lo que sí sabíamos es que teníamos que encontrar transporte de vuelta antes de las 13:00h porque si no Ivana perdía su autobús a Catania. El billete de ida nos costó 2,40€ a cada una.
Aquí nos pasó otra cosa un poco rara. Preguntamos al conductor si sabía cómo volver desde Scala dei Turchi y nos dijo que nos daría su número de teléfono y que preguntaría si sabía alguien que nos pudiera traer. De la misma forma, nos dijo que nos avisaría de en qué parada nos teníamos que bajar y se olvidó. Menos mal que estábamos atentas.
Nos bajamos en el restaurante Sapore di Mare (ojo, porque si te pasas la parada ya no hay vuelta atrás). A partir de ahí, nos tocaba caminar por la playa unos 35-40 minutos hasta llegar a Scala dei Turchi.
De Porto Empedocle a Scala dei Turchi
Justo enfrente del restaurante vimos unas escaleras que bajan a la playa. Una vez allí, tiramos hacia la derecha y fuimos caminando por la orilla. La playa era preciosa, no había mucha gente y se veía el mar de un color azul claro muy bonito, típico de las costas sicilianas.
Eso sí, la arena seca pinchaba un poco y creo que es porque había ramitas. Fuimos con la calma, echando fotos, parándonos a observar el mar… Hacía muchísimo calor así que menos mal que llevábamos nuestras botellas de agua. Al cabo de una media hora vimos la Scala dei Turchi a lo lejos. ¡Nos acercábamos a nuestro destino!
Los acantilados
Los acantilados son impresionantes tanto de lejos como de cerca. Son muy diferentes del resto de las rocas de la playa y, además, la forma de las escaleras que se inclinan al mar hacen las vistas todavía más espectaculares.
Por desgracia, a medida que nos fuimos acercando la cantidad de turistas aumentó considerablemente también. En mi opinión, lo encontré demasiado masificado y es una lástima porque esto perjudica el entorno si no se tiene cuidado.
Por cierto, aunque las fotos de los turistas digan lo contrario, está prohibido subir a la Scala dei Turchi porque provoca el deterioro de las rocas. Cuando llegamos vimos que había una valla que vetaba el acceso a los acantilados. También había una señora de vigilancia que prohibía el paso a los turistas, avisando de que no estaba permitido. Decía que iba a venir la guardia costera a penalizar a quiénes estuvieran encima de los acantilados. Sin embargo, prácticamente nadie le hacía caso y todo el mundo subía para hacerse la típica foto allí arriba.
Después de estar un rato en la Scala dei Turchi, nos dimos un bañito exprés en el mar. Luego subimos por unas escaleras que llevaban al aparcamiento y allí empezó nuestra misión: encontrar a un alma caritativa que nos llevara en coche de vuelta a Agrigento.
Improvisando el regreso: ¡autostop!
En cuanto subimos al aparcamiento empezamos a buscar posibles candidatos. Fue mucho más fácil de lo que pensaba. Preguntamos a dos parejas de italianos muy majos que venían juntos y, tras evaluar la situación, accedieron a llevarnos de buena gana. Ellos no iban a Agrigento pero tuvieron el gran detalle de llevarnos. Íbamos un poco apretujados, pero cupimos bien en el coche y además fuimos todo el camino charlando con ellos.
El momento crítico fue cuando nos perdimos. La carretera que llevaba a Agrigento estaba cortada y a Google Maps no le apetecía funcionar. Estuvimos dando vueltas un buen rato intentando encontrar el camino correcto pero era súper lioso. Al final, como se estaba haciendo tarde, nos dejaron en la entrada del pueblo, más o menos donde está el Valle de los Templos. Lo que no sabíamos es que estaba TAN lejos del centro… Casi 40 minutos a pie.
Íbamos medio corriendo porque mi compañera Ivana tenía que coger el autobús a las 14:00h. Fuimos todo lo rápido que pudimos, pero al final no pudo ser. Perdió el autobús. Por suerte, salía otro dos horas más tarde y también lo podía coger, así que fuimos al hostal y aprovechamos para ducharnos e ir a comer algo al centro.
Comida en Illy
Fuimos a comer al Illy de Agrigento. Nos habían dado un flyer en el hostal que incluía un café gratis en este establecimiento. Por lo que parece, habían abierto hace poco y supongo que estaban buscando clientela. Era la primera vez que comía en el Illy y así de buenas a primeras me pareció que la calidad podría mejorar. Es un negocio de comida rápida pero los bocadillos que nos pedimos estaban precalentados y se notaba que no eran del día. Aún así, nos los comimos con gusto porque teníamos muchísima hambre.
Después acompañé a Ivana a la estación de autobuses, y regresé al hostal para hacer un poco de planificación. Es decir, qué hacer hoy y qué hacer mañana.
Paseo con mis compañeros
Por la tarde he estado con mis compañeros de habitación del hostal: Sonia, la chica francesa; PJ, de China; y otro chico francés del cuál no recuerdo el nombre…
La chica de Polonia de la que os hablé ayer no volvió al hostal para dormir. Desapareció por completo. Preguntamos en recepción si sabían algo de ella pero ya había hecho check out. Un misterio…
En cualquier caso, con mis compañeros estuvimos paseando por el casco histórico siguiendo más o menos la ruta que hice yo ayer. Vimos las catedral, el mirador, las callejuelas… Un poco de todo.
Probando comida típica de Sicilia
Uno de los chicos del Hostal Dimora me había recomendado Le Cuspidi, una pastelería donde tienen los mejores postres y helados de Agrigento. Está en la Plaza Cavour, a solo 5 minutos de la estación de trenes. Me hubiera gustado ir ayer, pero entre una cosa y otra lo aplacé a hoy. Les propuse la idea a mis compañeros y les encantó así que fuimos allí a merendar.
Nos pedimos un brioche col tuppo cada uno. Se trata de un postre típico de Sicilia que consiste en un bollito relleno de helado, como si fuera un bocadillo. Yo me lo pedí de dos sabores: tarta de queso siciliana y tarda de queso normal. ¡Estaba delicioso!
Después, paseamos por el mirador donde estuve ayer para ver la puesta de sol:
Para cenar también buscamos otro sitio con comida típica de Sicilia. El lugar elegido fue Siculò, un bar donde sirven aperitivos de la zona. Por ejemplo, pizzas de diferentes sabores, o arancini. Estaba todo buenísimo y, además, a un precio excelente. ¡Todo un acierto!