La experiencia de la verdadera sauna finlandesa
Savitaipale, 7 de febrero de 2018.
A diferencia de otros días y, a pesar de que tenemos puesta la calefacción todo el rato, hoy hacía mucho más frío dentro de casa. Teníamos las manos congeladas y nos costaba un poco concentrarnos cuando teníamos que estar mucho tiempo parados. Por suerte, poco a poco hemos ido entrando en calor.
Una visita inesperada
Por la mañana nos ha pasado una anécdota súper curiosa. Estábamos trabajando tranquilamente y de repente entraron a la tienda un hombre y una mujer preguntando por una de mis compañeras. Todo hubiera sido normal si no fuera porque aquí nadie nos conoce, y porque entraron preguntando en inglés. Esto es algo muy raro porque todos los clientes que vienen son finlandeses y solo hablan finés. En cualquier caso, la compañera a la que buscaban no estaba así que les recibió la señora del WorkAway.
Comenzaron a hablar en finés así que no nos enterábamos de nada pero escuchábamos todo el rato el nombre de nuestra amiga. No tenían cara de buenos amigos y además estaban como observando con detalle a su alrededor. Además, se dieron cuenta de que había personas de otros países trabajando en la casa. Yo pasé desapercibida y no me dijeron nada, pero mis compañeros son de Indonesia y de Yemen así que sus rasgos no son los típicos de una persona de aquí. Les pidieron la identificación y fue aquí cuando nos dimos cuenta de que se trataba de la policía.
Cuando revisaron los documentos de mis compañeros, la mujer se me quedó mirando con cara de sospecha y me preguntó algo en finés. No entendí lo que me dijo, así que descubrió que yo también era extranjera y también me pidió la identificación. Me hizo algunas preguntas como por ejemplo de qué país venía, cuándo llegué a Finlandia y cuánto pretendía quedarme, o si tenía visados de otros países en mi pasaporte.
WorkAway: ¿legal o no?
Afortunadamente, todos estamos de forma legal aquí y los voluntariados estilo WorkAway o HelpX están autorizados. Eso sí, siempre y cuando la persona no haya excedido los tres meses de estancia en el país. Es decir, si quieres quedarte más de ese periodo te tienes que registrar en el servicio de inmigración finlandés. Sin embargo, creo que en unos años esta práctica dejará de permitirse ya que las personas que estamos trabajando aquí en forma de voluntariado no pagamos tasas. Al gobierno le interesa que todos los empleados (del tipo que sea) estén registrados y declaren sus ganancias. La cuestión es que nosotros no recibimos ningún tipo de compensación económica. Se trata de un intercambio de trabajo por alojamiento y manutención.
Al final todo quedó como una anécdota, y averiguamos que habían venido desde Lappeenranta porque nuestra compañera se había olvidado un documento en la oficina de la policía. Ellos hicieron todo el camino desde allí para revisar personalmente quién era y qué sucedía. Pero bueno, ¡todo bien!
La sauna finlandesa del pueblo
Ir a una auténtica sauna finlandesa ha sido una de las experiencias más memorables hasta el momento. Es algo que tienes que hacer sí o sí si vienes a Finlandia en invierno. Hace unos días contaba cómo había sido el estar en una sauna privada (es decir, en casa) pero en esta ocasión ha sido diferente. Hemos probado por primera vez la auténtica sauna finlandesa.
Cómo funciona
Resulta que en Savitaipale hay una sauna pública que abre cada miércoles. Está situada en Olkkolan, a unos 10 minutos andando desde nuestra casa. Hay dos sesiones: una de 4PM a 6:30PM para mujeres, y otra de 6:30PM a 8PM para hombres. Hacen esta separación por turnos porque en Finlandia es bastante común que las personas estén desnudas en la sauna, y pueden sentirse incómodas con personas del sexo contrario. En nuestro turno eramos cuatro: dos señoras, mi amiga y yo. Una de las señoras estaba desnuda pero nosotras íbamos en bañador. ¡Como primera toma de contacto creo que está bien!
Cómo es la sauna finlandesa por dentro
La sauna pública es una cabaña de madera compuesta por dos habitaciones. Al entrar hay una especie de vestidor para cambiarte y dejar tus pertenencias. No hay taquillas ni nada por el estilo, todo es muy rústico y auténtico así que tienes que dejar tus cosas allí en el banco. El suelo es una especie de rejilla metálica que da directamente al exterior (o sea, al hielo) para que empieces a acostumbrarte a tener los pies fresquitos. Yo pensaba que sería de madera, pero para mi sorpresa no fue así. A la izquierda del vestidor está la puerta que da acceso a la sauna como tal. Este tipo de sauna era de leña y había que echar cazos de agua a las piedras para que emanara vapor caliente.
Una de las cosas que me resultaron más curiosas de la sauna es la forma de pagar. Según nos dijeron eran 2€ pero en lugar de pagar allí mismo tienes que escribir tu nombre y dirección en una especie de libreta y de alguna forma (no sé cómo) te lo cobran. No tienes que poner ningún tipo de información bancaria ni nada, así que como no pasen por casa a pasarnos factura no sé cómo lo harán…
Un baño que nunca olvidaremos…
Llegamos a la sauna tarde, así que entre una cosa y otra entramos a las 18:10. Teníamos 20 minutos antes del turno masculino. Estuvimos en la sauna unos 10 minutos hablando con las dos señoras que estaban allí. Por lo que se ve, van cada miércoles a la sauna desde hacía años. Cuando dieron las 18:20 vimos que había llegado el momento de la verdad. Era ahora o nunca…
¡Corriendo hacia el lago!
Salimos de la sauna en bañador y fuimos medio corriendo por el camino de hielo hacia la piscina. Básicamente, se trata de un agujero hecho en el lago helado y que tiene una escalera para entrar y salir. Cuando salimos de la sauna, me sorprendió muchísimo poder salir al exterior a una temperatura tan baja y no sentir nada de frío. Creo que en la sauna el calor cala más en el cuerpo que si te tapas con mantas o capas de ropa y por eso tu cuerpo soporta perfectamente temperaturas de bajo cero cuando sales fuera. Eso sí… cometimos el gran fallo de no ponernos las chanclas y desde el primer momento que pisamos el hielo empezamos a notar cómo se nos hinchaban y quemaban los pies.
El momento de entrar en el lago fue crítico. Por eso, optamos por hacerlo de la manera más fácil: sin pensar. Sobre todo si eres «principiante» ésta es la mejor manera de hacerlo. Si te lo piensas mucho tu cuerpo empieza a congelarse, coges miedo y no lo disfrutas porque es algo que a primera vista imponte bastante. No todos los días te bañas en un lago helado a -12ºC.
Por supuesto, lo nuestro fue un entrar y salir, y enseguida volvimos corriendo a la sauna. Suerte que uno de los compañeros que nos acompañó a la sauna tenía allí mi toalla y me la puso por encima al salir. Notaba como me temblaba el cuerpo (especialmente los brazos) y cómo me empezaba a hinchar (sobre todo los pies). En ese momento recuerdo que no podía pensar con claridad, es como que todo tu cuerpo y tu mente se bloquea por completo. Una sensación extraña, pero bueno, ¡ya puedo decir que me he bañado en un lago helado a -12ºC!
De vuelta a la sauna finlandesa
Dicho esto, volvimos a la sauna para entrar en calor de nuevo y esperar a que nuestros pies y cuerpo se deshincharan. Estábamos súper rojas, pero agradecimos eternamente estar en un lugar calentito al menos durante unos minutos…
Una vez ya vestidas y preparadas para volver a casa, me di cuenta de que no tenía absolutamente nada de frío. Podía estar en la calle perfectamente sin abrigo, guantes o bufanda, y con menos capas de ropa. Por ejemplo, el pantalón que llevaba encima de las mallas térmicas ni siquiera me lo puse, y no pasé nada de frío hasta llegar a casa. Mi cuerpo seguía acostumbrado al calor de la sauna… o bien tenía otras cosas en las que pensar en lugar de preocuparme del frío. Sin duda alguna, ha sido una experiencia que esperamos volver a repetir. ¡Quién sabe si el próximo miércoles!