Segunda sesión en la sauna pública de Savitaipale
Savitaipale, 14 de marzo de 2018.
A pesar de haber estado enferma los últimos días y de haber terminado tarde de trabajar, esto no ha impedido que hoy fuera de nuevo a la sauna pública del pueblo. Por casualidades de la vida, justo hoy me he quedado trabajando un poco más tarde de lo habitual. No me gusta dejar cosas a medias. Esto suele pasar sobre todo cuando me llega un carrito lleno de cosas listas para poner en el Flea Market a última hora. No es nada que aparentemente conlleve mucho tiempo. Sin embargo, la tienda está tan llena que a veces cuesta encontrar sitio para poner los objetos nuevos. He terminado bastante justita de tiempo, a eso de las 5 de la tarde. Tal cual he terminado, he cogido mi mochila y he ido a la sauna con mis compañeras.
La sauna pública de Savitaipale
Como ya comenté en un artículo anterior, la sauna pública de Savitaipale abre cada miércoles y hay dos sesiones. La femenina, de 4 a 6:30 de la tarde; y la masculina, de 6:30 a 8 de la tarde. Como ya me veía venir que iba a terminar tarde de trabajar, mis dos compañeras han ido un poco más temprano para aprovechar mejor el tiempo. Las saunas de Finlandia son la cura para todo y en cuanto entras se está tan a gusto que te olvidas de todo lo malo.
Así es la sauna por fuera:
Hoy nos hemos vuelto a encontrar en la sauna pública a las mismas señoras con las que estuvimos la vez anterior. Como llegué la última me tocó sentarme en una esquina, justo al lado del cazo para echar agua a las piedras. Parece que las señoras finlandesas tienen la piel de acero porque continuamente me pedían que echara más y más agua. Al final ya por inercia no hacía ni falta que me preguntaran… De todas formas, por más cazos que echara la temperatura no era la misma que en el cottage donde estuvimos. Era mucho menor, y más soportable.
Sin embargo, tengo que decir que… ¡hoy he probado una nueva modalidad de sauna! Bueno, más que modalidad, sería una “forma de estar en la sauna”. Por primera vez, he estado allí sin bañador, sino como Dios me trajo al mundo. Eso sí, la toalla que no falte. Como todo en esta vida al principio era un poco raro pero al final te acabas acostumbrando. Todas eramos chicas y todas tenemos lo mismo, ¿no?
Mi primer baño desnuda en el lago
Las señoras de la sauna tenían diferentes “rituales”. Algunas iban directamente al lago y luego a la sauna, otras esperaban 5 minutos en la sauna antes de ir al lago, otras 15… Al parecer, no hay una sola forma de hacerlo, sino que va por gustos y depende de lo que te pida el cuerpo. Sin embargo, todas coincidían en lo mismo: no es lo mismo meterte en el agua desnuda que con bañador. Así que me armé de valor y, junto a mis compañeras y una de las señoras, nos fuimos al lago a darnos un bañito.
Esta vez fui previsora y no fui descalza hacia la piscinita. Había traído mis sandalias de casa porque la vez anterior que vine casi me quedo sin pies… el hielo estaba tan frío que quemaba y se hacía insoportable al andar. Este es el camino que va de la sauna al agujero del lago…
… y este es el famoso agujero:
Imagínate meterte ahí a -10ºC mínimo, en pleno invierno y sin ropa alguna. Pues sí, eso hice… me quité mi toalla, metí un pie, luego el otro pie… hasta cubrirme entera. Bueno, menos la cabeza, porque eso ya lo encontraba demasiado arriesgado. La sensación que notas cuando te metes en el lago helado es indescriptible. Es como si el corazón te empezara a latir cada vez más rápido y se te entrecortara la respiración. Aquí juega mucha importancia la mente. Si estás relajado/a y te concentras en tus sensaciones, sientes menos el frío. Al menos eso es lo que yo sentí. Al principio me parecía la muerte, pero en realidad cuando te acostumbras tampoco es para tanto.
Fin de la sesión
Nada más salir del agujero me puse la toalla y después de meterse la otra señora en el agua, volvimos directamente a la sauna. Mis otras compañeras no se metieron esta vez y vinieron solo a observar mi acto de valor. Al cabo de un rato de estar de nuevo en la sauna, volvimos a entrar en calor. Hicimos otra expedición al lago y ya después del segundo baño yo di por finalizada mi sesión. Lo malo de hoy es que no hacía tan buen tiempo como el primer día. Hacía algo de viento y era frío, y como había estado enferma los días anteriores no me la quise jugar.
Mientras mis compañeras se acababan de vestir, aproveché para hacer algunas fotos del espectacular anochecer. Aquí podéis ver un ejemplo.