Excursión y subida al volcán Etna y sus cráteres por libre

Catania, 8 de junio de 2018.

Hoy por fin he hecho la excursión al Etna, el volcán activo más grande y antiguo de Europa continental.  Tenía muchas ganas de ir desde que llegué a Sicilia y, después de haber visto tantas ciudades, me apetecía hacer alguna escapada diferente. He ido con mis compañeros Gaël y Guido.

Primeras impresiones

Había leído que habían muchas maneras de visitar el Etna: por cuenta propia, contratando un tour completo, contratando servicios específicos… Por eso, primero de todo dediqué un tiempo a comparar las opciones teniendo en cuenta los intereses del grupo. Encontré opiniones bastante dispares y información bastante variada, e incluso a veces contradictoria.

Mi idea inicial era hacer la excursión por libre pero encontré dos limitaciones. La primera es que han convertido la visita al Etna en un producto demasiado turístico. La segunda es que puede ser peligroso ir por tu cuenta si no conoces la zona, ya que al tratarse de un volcán activo puede suceder algún imprevisto. Por ambas razones, está prohibido subir el último tramo sin guía. La única opción para hacerlo todo (y de forma legal) es contratando un tour.

Nosotros, por una cuestión de tiempo, dinero y preferencias, decidimos jugárnosla y hacerla por cuenta propia. Como todo, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. En este post os explico cómo lo hicimos y cuál fue nuestra experiencia.

De Catania al Refugio Sapienza

El autobús

La visita del Etna comienza en el Refugio Sapienza, que está a 1910 metros. Para ir desde Catania  al refugio sólo hay dos autobuses al día: uno de ida a las 8:15h de la mañana y otro de vuelta a las 16:30h de la tarde. Si los pierdes te quedas sin ir al volcán o sin poder volver a Catania, a menos que tengas coche o encuentres un alma caritativa que te traiga.

Quisimos comprar el billete en el mismo autobús pero nos dijeron que teníamos que hacerlo en la oficina de la compañía. Así que fuimos a la taquilla de la AST (Azienda Siciliana Trasporti) que estaba a un par de calles a hacer la gestión. El billete cuesta 6,60€ e incluye ambos trayectos.

La forma de comprar el ticket no entendí muy bien porque parecía que iba un poco a ojo. A algunas personas les mandaban a la billetería (como a nosotros) mientras que a otros les dejaban entrar al autobús sin ticket y les dejaban comprarlo luego. Eso sí, el encargado sabía perfectamente cuánta gente faltaba por pagar y cuando ya estábamos todos sentados en el autobús preguntó quién no había comprado el billete. Los morosos no se querían manifestar y, si no pagaban, no salíamos.

Otra de las cosas que me llama la atención de Italia es que parece que intenten colártela por ser turista. Si pueden sacarte algún eurillo de más, mejor. Cuando compré mi billete el empleado de la taquilla me intentó timar 1,20€. Si no llego a contar el cambio, no me hubiera dado cuenta. Reclamé mi dinero pero el señor comenzó a refunfuñar y aún así no me devolvió todo el que me debía. No es la primera vez que me pasa. En Cefalú me sucedió algo parecido cuando el empleado de Trenitalia se “olvidó” de devolverme 1€.

El trayecto

Salimos más tarde de la hora prevista por culpa de los morosos infiltrados. Al cabo de una hora de viaje hicimos una parada de 10 minutos en un bar en Nicolosi, el primer pueblo que está a los pies del Etna. Supongo que la compañía de autobús tendrá algún acuerdo con este bar porque nos llevaron justo allí para ir al lavabo y desayunar. Personalmente la encontré una parada innecesaria porque no llevábamos ni una hora en el autobús. La prioridad de todos los que estábamos allí era llegar al volcán cuanto antes para aprovechar el día.

Durante el trayecto el encargado nos estuvo explicando las diferentes vías para acceder al Etna. Nos mostró en un mapa dónde nos dejaba el bus, qué lugares eran legalmente accesibles y qué  combinaciones de transporte podíamos coger en función de nuestros intereses. Su principal prioridad era que contratáramos un tour al cráter principal del Etna por 85€ y nos lo estuvo intentando vender durante todo el camino. Supongo que también tendrán acuerdos con alguna agencia.

A nosotros no nos convencía el tour porque casi todo el recorrido se hacía en vehículo. Nos apetecía más subir caminando y, por qué no, ahorrarnos unos eurillos si era posible.

Del Refugio Sapienza al Refugio Torre del Filósofo

Llegamos al Refugio Sapienza a las 10:30h. Estábamos a 1910 metros y los cráteres principales se encuentran a 3342 metros, así que nos tocó barajar diferentes opciones.

Las opciones

  1. Contratar un tour hasta los cráteres principales del Etna. Los tours cuestan alrededor de 85€, aunque depende de los tramos y el equipamiento que incluyan. Hay varias operadoras y se puede preguntar y contratar allí mismo en el Refugio Sapienza (o al señor del autobús).
  2. Coger el teleférico (30€) hasta la estación de llegada que está a 2500 metros. Desde allí caminar o ir en jeep (30€) hasta el segundo refugio, llamado Torre del Filósofo (2929 metros). Una vez allí, contratar un guía (15€) hasta los 3342 metros.
  3. Subir a pie hasta la estación de llegada del teleférico. Desde allí continuar caminando o coger el jeep (30€) hasta la Torre del Filósofo y contratar un guía (15€) hasta los 3342 metros.

Nuestra elección

Nosotros escogimos la segunda opción por varios motivos.

  1. En la mayoría de blogs de viaje sobre cómo subir al Etna por cuenta propia decían que ésta era la opción más recomendable.
  2. La caminata desde el Refugio Sapienza hasta la estación del teleférico era todo cuesta arriba, bastante monótona y complicada por el tipo de terreno, que era resbaladizo. Además, consumía cerca de una hora.
  3. El tiempo corría en nuestra contra porque a las 16:30h teníamos que estar en el autobús de vuelta. Preferíamos ahorrar tiempo y aprovecharlo en los cráteres.
  4. Queríamos hacer un tramo caminando y escogimos hacer el de la estación a la Torre del Filósofo, que parecía más interesante.
  5. No queríamos pagar 85€ por un tour donde hacías la mayor parte del recorrido en transporte.

El teleférico

Dicho esto, nos dirigimos hacia nuestro primer punto de partida: el teleférico. La cola para comprar el ticket era larga pero fuimos bastante rápidos. No estuvimos más de 10 minutos esperando. Preguntamos al chico de la taquilla si se podía contratar el guía de montaña para subir a los cráteres principales pero nos respondió que no. Aparentemente, solo se podía subir hasta la Torre del Filósofo. Si no, tenías que ir con un tour.

Aquí ya nos rallamos un poco porque habíamos leído que sí era posible contratar un guía para el último tramo. Decidimos coger el teleférico igualmente y decidir qué hacer cuando llegáramos al segundo refugio.

Subida en teleférico
Subida en teleférico a la estación

El teleférico fue un sablazo monumental. Nos costó 30€ para 10 minutos de ida y 10 minutos de vuelta. Sin embargo, una vez arriba vimos el tipo de terreno que hubiéramos tenido que subir y no nos arrepentimos de haberlos pagado. Eso no quita que se pasen tres pueblos con el precio. Es excesivo pero o lo pagas o subes andando. No hay más opciones.

Gente motivada subiendo el primero tramo a pie
Gente motivada subiendo el primer tramo a pie

El trekking

El teleférico nos dejó en la estación desde donde salen los jeep a la Torre del Filósofo. Como ya he comentado, nosotros optamos por continuar a pie y la verdad es que mereció muchísimo la pena. Son 4,5km y es un trekking interesante porque vas paseando por las coronas de los volcanes.

Comenzando la subida del segundo tramo: 2950 metros.
Comenzando la subida del segundo tramo: 2530 metros.

Además, a diferencia del anterior, el terreno es fijo y la subida es fácil y progresiva, sin tramos empinados.

El sendero hacia el Etna
El sendero hacia la Torre del Filósofo

En cuantos nos alejamos de la estación el paisaje cambió por completo. El sendero era de arena, piedras y roca volcánica, todo en tonos grises y marrones. No había nada de vegetación, el entorno era árido y el paisaje desolador.

Uno de los cráteres del Etna en la lejanía
Uno de los cráteres del Etna en la lejanía

Tampoco había apenas gente y nos sentíamos como si estuviéramos caminando sobre la luna. A medida que nos acercábamos a la Torre del Filósofo se veía cada vez más cerca la cima del Etna y el vapor que emergía de sus cráteres principales.

De camino a la Torre del Filósofo, con el Etna en el horizonte
De camino a la Torre del Filósofo, con el cráter principal en el horizonte

A estas alturas comenzamos a notar como el frío y el viento se hacían cada vez más intensos. Al poco rato de comenzar el ascenso me puse la primera chaqueta y tampoco tardé mucho en ponerme el abrigo. Eso sí, la ropa acabó llena de polvo y mis pantalones y zapatillas negras se volvieron grises enseguida.

Nosotros tardamos alrededor de una hora en llegar a la Torre del Filósofo, contando con una breve pausa que hicimos para comer algo.

Cráter principal del volcán Etna
Cráter principal del volcán Etna

De la Torre del Filósofo al cráter principal del Etna

Llegamos al segundo refugio a las 11:45. Aquí encontramos un montón de carteles que avisaban del peligro de cruzar el siguiente tramo. Además, estaba prohibido pasar sin guía y te podían multar con 500€ (o más).

Aviso de prohibido pasar a los cráteres
Aviso de prohibido pasar a los cráteres

Nuestra idea era contratar aquí el guía para subir hasta los cráteres principales pero… ¡sorpresa! A partir de las 11:00h u 11:30h ya no se podía, según leímos en un cartel que había en la puerta del refugio. Ahí fue cuando la estrategia de marketing del Etna cobró sentido para nosotros. Si no subías en teleférico y/o en jeep, no llegabas a tiempo para contratar el guía de montaña. Y, si ibas con un tour, ya lo tenías incluido.

Refugio de la Torre del Filósofo
Refugio de la Torre del Filósofo

En cualquier caso, la mayoría de gente que pasaba por allí ignoró las advertencias y continuaron su ascenso al Etna por cuenta propia. Había una especie de sendero que bordeaba el cráter por debajo para tomar el camino de subida más adelante. Si no, también se podía acceder a través de un camino entre la lava seca.

Mientras mis compañeros fueron a investigar si se podía subir a los cráteres principales, yo estuve paseando por los alrededores. Luego nos volvimos a encontrar y hasta aquí puedo contar. Quién quiera que me pregunte por privado 😛

Visita a los cráteres secundarios

Aunque al final no alcanzamos el principal, los dos cráteres que estaban en la Torre del Filósofo a 2900 metros también fueron bastante impresionantes. Eso sí, ambos eran completamente diferentes. El primero era más uniforme y grisáceo y el segundo más profundo y en tonos rojizos y anaranjados.

Primer cráter de la Torre del Filósofo
Primer cráter de la Torre del Filósofo

Se podía caminar por el borde de los cráteres así que nos dimos una vuelta por el primero. El segundo no lo pudimos bordear porque se nos estaba haciendo tarde y teníamos que volver al teleférico.

Segundo cráter de la Torre del Filósofo
Segundo cráter de la Torre del Filósofo

De la Torre del Filósofo al Refugio Sapienza

El camino de vuelta fue todo cuesta abajo y tardamos 40 minutos en llegar.

Vistas desde el camino de vuelta
Vistas desde el camino de vuelta

A diferencia de cuando vinimos, no había casi nadie esperando al teleférico así que lo cogimos enseguida. En 10 minutos estábamos de nuevo en el Refugio Sapienza.

Me resultó curioso que en el teleférico utilizaran la misma técnica que en los aeropuertos, al menos en el del Dutyfree de Barcelona. Para salir a la sala principal tenías que atravesar toda una zona comercial y hacer el recorrido completo. En la tienda tenían todo tipo de accesorios y souvenires relacionados con el Etna, incluso figuritas hechas con piedra volcánica. Vamos, lo tienen todo pensado y enfocado al turismo.

El equipo, de regreso en el Refugio Sapienza
El equipo, de regreso en el Refugio Sapienza

Del Refugio Sapienza a Catania

Llegamos al Refugio Sapienza con tiempo de sobra, así que aprovechamos para tomarnos una cervecita en una terraza mientras esperábamos al autobús. Lo cogimos a las 16:30h y las 18:00h ya estábamos en Catania.

Mi compañero Guido y yo hemos extendido nuestra estancia en Casa Verdi para una noche más. Por el contrario, Gaël se ha ido por la tarde/noche a Taormina y mañana nos reuniremos allí. Hemos reservado en el mismo hostal pero con una noche de diferencia. Eso sí, la mejor filosofía de viaje es la de Guido, que todavía no sabe qué hará y dónde dormirá mañana. ¡Es un viajero de última hora en toda regla!

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