XL Pelmeni, un restaurante de comida rápida al estilo letón

Riga, 20 de abril de 2018.

Hoy ha sido mi último día en Riga y hemos aprovechado para comprar algunos souvenires. Me ha sorprendido ver que hay un montón de tiendas y puestos en calles y plazas. Muchísimos, ¡en serio! Además, en todos lados tienen exactamente los mismos pero con diferentes precios. La clave es ir de tienda en tienda comparando hasta que encuentras una buena oferta. Ah, y en prácticamente todos los sitios aceptan pagos con tarjeta de crédito.

Último paseo por Riga

Para terminar la visita a la capital letona, hemos dado un paseo por el casco antiguo, repasando un poco lo que ya habíamos visto en el free walking tour del primer día. Por ejemplo, visitamos la zona del río y del puente (pero esta vez de día) y buscamos castores por los canales del mercado. Obviamente, no vimos nada a excepción de palomas y patos. Quizá salgan más a menudo por la noche. En cualquier caso, queda demostrado que encontrar animales exóticos no es lo nuestro.

Almuerzo en XL Pelmeni

Queríamos probar alguna comida típica de Letonia y nos acordamos de que una compañera nos había recomendado XL Pelmeni. Se trata de un restaurante de comida rápida donde sirven una especie de empanadillas al vapor (lo que llaman Pelmeni) de diferentes tipos y con salsas variadas. Por ejemplo, las hay rellenas de carne, con queso, vegetarianas… Es como un buffet donde tú escoges tus platos. Lo más curioso es que no pagas por plato, sino por peso. Cuando terminas de servirte, en la misma caja pesan tu bol y pagas en función de ello.

Nosotros hicimos una especie de mix para probar un poco de todo. También nos pedimos unos refrescos un tanto extraños para ver qué tal eran. Uno era una especie de Aquarius y el otro como un yogur líquido (creo que se llamaba “kefir“). Quizá no es algo que bebería cada día pero fue interesante de probar.

XL Pelmeni
Mi menú en el XL Pelmeni: empanadillas al vapor y refresco.

Por lo que se ve, el XL Pelmeni abre hasta las tantas de la madrugada así que es una buena opción si te entra el hambre después de salir de fiesta. Si no, durante el día también está bien si quieres almorzar o tomar algo decente y por un precio económico.

Haciendo un poco de investigación descubrí que los Pelmeni no son típicos de Letonia. De hecho, el nombre viene de Rusia y los dumplings tampoco se sabe bien. Sin embargo, se ha popularizado bastante y se sirven en varios sitios de Riga.

De regreso a Tallín

Aquí es donde mi amigo Miguel y yo hemos separado nuestros caminos. Él continuará viajando por Lituania mientras que yo regreso a Tallín. ¡El deber me llama! O, más bien, el Tallinn Backpackers, porque me esperan unos días de trabajo bastante interesantes.

Dicho esto, he cogido el autobús de vuelta a las 17h. Nuevamente he viajado con Ecolines, pero esta vez he tenido un pequeño percance y es que el billete me ha salido por un ojo de la cara. Anoche miré los precios y estaba mucho más barato, me confié y esta mañana me he llevado la sorpresa. Ya he aprendido la lección, así que para la próxima ya lo sé. Para que os hagáis una idea, anoche el billete costaba 12€ y esta mañana ha subido a 18€… ¡y el más barato! Ni borrando el historial ni cookies conseguí que bajara. Pero bueno, tenía que volver a Tallín sí o sí, así que nada, shut up and take my money.

Nuevamente al entrar en el autobús revisaron la documentación de los pasajeros. Me parece curioso, porque tanto Estonia como Letonia forman parte de la Unión Europea y el tratado de Schengen.

El trayecto en autobús

Poco que decir, en realidad… Me pasé todo el camino viendo la película de Interstellar pero no la terminé de lo larga que es. Como ya expliqué cuando vinimos a Riga, los autobuses de Ecolines son geniales para trayectos largos porque están equipados con todo. Además, tienen la pantallita con bastantes opciones de entretenimiento.

Aparte del percance con el billete de autobús, hoy no ha sido mi día y me ha pasado otra desgracia… Quise volver a probar suerte con la máquina de café para hacerme un capuchino (puro capricho) con tan mala suerte que cuando llegué a mi sitio… me lo derramé encima. Sí señor… Pero bueno, a mi defensa he de decir que la bandeja del asiento de delante no funcionaba. Yo me vine arriba para intentar bajarla y, sin querer, aplasté el vaso que tenía en la otra mano. Se abrió la tapa, y… ¡pum! Todo fuera. Así que así estuve, oliendo a café durante todo el trayecto. Pero bueno, mejor café que otra cosa peor, ¿no?

Llegamos a Tallín puntuales, a las 22h de la noche, y de la Bussijaam fui directa al hostal porque estaba súper cansada. Lo bueno de Tallín es que es una ciudad donde puedes caminar sin problemas sola por la noche. Claro, has de saber dónde meterte y dónde no, pero a diferencia de otros sitios la encuentro bastante segura.

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