Mi segunda jornada completa: el check-in fantasma

Zakopane, 22 de julio de 2018.

Hoy, después de una semana… ¡he vuelto a trabajar!

He tenido mi segunda jornada completa de 7:00 a 22:00. En general ha sido un día tranquilo aunque han habido cosillas que he tenido que gestionar y solucionar. Al fin y al cabo, son los pequeños detalles y los sucesos fuera de lo común lo que hacen que trabajar en un hostal sea tan entretenido. Además de toda la gente súper interesante que conoces, ¡claro!

Los turnos de mañana y mediodía

Por la mañana y por la tarde todo ha ido bien, sin incidentes. He tenido pocos check-outs así que no he tenido que volverme loca cambiando la ropa de cama de los cuartos compartidos. Lo único es que he tenido que preparar una de las habitaciones privadas (la número 5) y requiere más tiempo, pero poco más.

Lo demás ha sido ordenar y limpiar un poco el salón antes de que se levantaran los huéspedes, preparar el desayuno, resolver dudas o recomendar rutas de senderismo, etc. A eso del mediodía, cuando ya casi todos se habían ido a hacer excursiones, me he puesto manos a la obra limpiando y preparando las habitaciones. ¡¡¡A tope!!! He acabado reventada pero el hostal ha quedado inmaculado. También he tenido menos check-ins que la vez anterior (todos han ido correctamente).

Por la mañana y al mediodía hacía un tiempo estupendo e incluso me tomé la libertad de almorzar fuera en la terraza. Sin embargo, como es habitual aquí, a eso de las 16:00 empezó a caer el diluvio universal. La mayoría del día lo he pasado sola y tranquila en el hostal ya que todos mis compañeros estaban por el centro de Zakopane, cada uno con sus quehaceres.

De relax en la terraza del Good Bye Lenin Hostel
De relax en la terraza del Good Bye Lenin Hostel

En este enlace os explico con más detalles cuáles son las tareas específicas de cada turno, por si queréis echarle un vistazo.

El check-in fantasma

A medida que iba avanzando el día me empecé a dar cuenta de que todo estaba yendo demasiado bien para ser verdad. Teniendo en cuenta que mi primera jornada laboral completa fue un día de locos, hoy me esperaba cualquier cosa. Hice bien, porque cuando menos me lo esperaba me tuve que enfrentar a un momento crítico…

Estaba lloviendo a mares y ya era noche cerrada cuando entró por la puerta Ralph, un chico de Holanda. Me dijo su nombre, le busqué en el sistema de reservas… y no lo encontraba. Le enseñé la pantalla para que me dijera si era alguna de las personas que aparecían, pero nada. Su reserva no existía. Lo más extraño de todo es que tenía un email de confirmación. No sé qué pasó, pero definitivamente algo no iba bien.

El gran problema era que el hostal estaba completamente lleno y no quedaba ni una cama vacía. En circunstancias normales seguramente hubiera habido algún sitio libre en alguna de las habitaciones compartidas. Pero no, hoy no. Todas las literas estaban ocupadas. Sabía que en el ático había alguna libre pero una familia había reservado el cuarto entero y no podíamos meter a nadie más.

Me tocó ser creativa y empecé a barajar opciones con mi compañero Jonathan, mi gran aliado en el hostal. Nuestra manager nos sugirió coger un colchón del ático y moverlo a una de las habitaciones compartidas. El problema es que los cuartos no son muy grandes y meter un colchón implicaba que los demás huéspedes no tuvieran apenas espacio. Además ya era tarde y muchos ya estaban durmiendo. No era plan de entrar a la habitación a montar una cama de cero. Sin embargo, cuando parecía no haber más opciones… se me ocurrió LA IDEA.

La solución

Llamé a mi manager y le pregunté que qué le parecía si el chico se quedaba en el salón de nuestro apartamento hasta que quedara un hueco libre en el hostal. El salón es bastante espacioso y hay un sofá-cama, así que sólo tendría que encontrar ropa de cama limpia y convertirlo en una habitación. De hecho, hace unos días se había quedado allí mi amigo Pav cuando vino a verme. Pensé que podría funcionar. A mi manager le pareció una idea brillante, así que ¡eso hicimos! Me sentí muy orgullosa de haber encontrado una solución satisfactoria para ambas partes. Hostal y huésped contentos 😀

Después de gestionar este tema, llegaron dos chicos de Corea del Sur que tenían la reserva pagada pero en el sistema figuraba que no. Sin embargo, este problema tuvo fácil solución y pude resolver el check-in sin problemas. Se trataba de un simple problema de comunicación.

Mao, el gatito, "ayudándome" con los check-ins...
Mao, el gatito, «ayudándome» con los check-ins…

Por cierto, con todo este tema del check-in misterioso me di cuenta de que nos hemos quedado sin toallas. He utilizado las últimas que hay en el armario y en el almacén. Por suerte mañana viene el señor de la limpieza a traer material limpio…

Terminando el día con Black Mirror

Para terminar el día, hemos visto el capítulo de San Junipero de Black Mirror en el salón con el resto de compañeros y huéspedes del hostal. No voy a hacer spoilers pero si no lo habéis visto os lo recomiendo encarecidamente.

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