Ruta de senderismo a la Gola de Alcántara desde Giardini Naxos
Giardini Naxos, 10 de junio de 2018.
Después de visitar Taormina y de comprobar lo turística que es, hoy decidimos hacer algo diferente. Estuvimos barajando opciones cerca de Giardini Naxos y la señora del Gianni House nos recomendó hacer la ruta a la Gola de Alcántara. Es una excursión muy común desde allí y el plan perfecto para hacer una escapada en la naturaleza. En un principio no teníamos pensado ir (ni sabíamos que existía) pero estaba publicitado en los folletos del hostal y tenía buena pinta.
La Gola de Alcántara
La Gola de Alcántara es una estrecha garganta hecha de basalto volcánico que fue erosionada por el río que le da nombre. Tiene un cauce de unos 400 metros de largo por 5 de ancho. Por lo que he leído, sus paredes negras reflectan la luz provocando un juego de luces y tonos muy bonitos. Digo «por lo que he leído» porque, sin ánimos de hacer spoiler, debo decir que no conseguimos llegar a las gargantas… Sí, es así de triste. O sea, estuvimos en el parque natural pero no llegamos a la famosa Gola de Alcántara. Aún así, la excursión mereció mucho la pena.
Mis compañeros se apuntaron enseguida a la excursión. Además, después de ir al Etna le hemos cogido cariño a los volcanes (al menos yo) y todo lo que tenga que ver con eso me llama mucho la atención. Estuvimos mirando en Internet y vimos que la entrada a la Gola costaba 13€. Nos pareció un poco caro pero gracias a Google y a otros viajeros low cost como nosotros descubrimos que había una ruta alternativa un poco más adelante. Al parecer, había un trekking desde donde se podía acceder a la Gola gratis. Sí, somos así de ahorradores…
Viajeros de último minuto
Nos levantamos y fuimos a desayunar con toda la calma. Que por cierto, no os imagináis con quién me he encontrado en el hostal… con mi compañera Emélie, la chica de Bélgica con quien compartí habitación en el LOL Hostel de Siracusa. Ella también está alojada en el Gianni House por recomendación de otras viajeras. ¡El mundo es un pañuelo!
Mientras desayunábamos la señora del hostal vino a comunicarnos que, como era domingo, los horarios de los autobuses a Gola de Alcántara eran limitados. Teníamos uno a las 9:25h y otro a las 11:25h. Eran ya las 9:05h o así, seguíamos abajo y fue en plan… ¡nos la jugamos! Como no me había duchado la noche anterior (estaba cansadísima) tenía que hacerlo sí o sí por la mañana. Os lo juro, me puse el turbo y me duché en 1 minuto. Al final para nada, porque terminé preparándome yo antes que mis compañeros…
Nosotros confiábamos en coger ese autobús porque la estación está a 5 minutos del hostal. Sin embargo, la señora del Gianni House no lo vio demasiado claro y nos hizo el enorme favor de acercarnos en coche a la parada. Un encanto de persona.
Autobús a Gola de Alcántara
Compramos los tickets en la taquilla de la estación, que nos costaron 4,20€ ida y vuelta. Por suerte, el autobús llegó un poco más tarde y pudimos cogerlo sin problemas. Iba prácticamente vacío a excepción de nosotros. Supongo que la mayoría de gente prefiere ir en coche y no en transporte público.
De Giardini Naxos a Gola de Alcántara hay sólo 20 minutos de trayecto. No sabíamos bien cuál era nuestra parada así que nos bajamos en la que nos dio más confianza. ¡Y acertamos! Paramos justo delante de la entrada del parque del Alcántara. Efectivamente, para entrar había que pagar los 13€ así que, usando nuevamente la intuición, decidimos hacer caso a los foros de Google. Pasamos de largo la entrada principal y comenzamos a andar en busca de la ruta alternativa.
El camino «oculto»
Caminamos durante un buen rato, cerca de 40 o 45 minutos. Al principio fuimos junto a la carretera y luego atravesamos un pueblo, con el río Alcántara a nuestra izquierda en todo momento. No encontrábamos ningún desvío o sendero para entrar a la Gola de Alcántara. Como estábamos un poco perdidos decidimos preguntar a un señor mayor que vimos por allí y que nos indicó cómo ir al inicio del trekking. El hombre era majo pero un tanto peculiar. Hacía unos comentarios y ocurrencias un tanto extrañas…
Pero bueno, le hicimos caso y continuamos todo recto hasta que llegamos al siguiente pueblo. Al cabo de unos minutos vimos la señal de la central hidroeléctrica ENEL que nos había dicho el señor. Cogimos el sendero que quedaba a la izquierda y allí comenzamos oficialmente el trekking dentro del parque botánico.
El camino iba por la parte alta del río y hubo un momento en el que tuvimos que cruzar por un puente al otro lado.
Se supone que la bajada al río estaba cerca de allí pero no nos fijamos y sin querer nos la pasamos de largo. Nos dimos cuenta después de que el sendero que estábamos siguiendo no llevaba al río, sino que seguía por la parte alta hasta llegar de nuevo al pueblo. Tras un momento de indecisión dimos media vuelta y, entonces sí, encontramos el atajo.
Un refrescante baño
Ya en el río vimos que justo en el otro lado estaba el recinto del parque natural (o sea, la parte de pago). Lo que más nos llamó la atención es que había un ascensor para subir y bajar. ¿Os lo podéis imaginar? Un ascensor en mitad de un parque natural… Tal cual.
Nosotros decidimos alejarnos de la multitud y continuar por el río entre las enormes rocas grises. Encontramos un rincón perfecto para descansar y darnos un baño. El calor era abrasador y tanto la arena como las rocas quemaban cuando ibas descalzo. Eso sí, las aguas del río eran súper cristalinas y no teníamos a nadie alrededor. ¡Un pequeño paraíso para nosotros solos!
Estuvimos tomando el sol y bañándonos en esa especie de piscinita. Se estaba muy bien porque aunque hacía calor el agua estaba fresquita y se agradecía un montón.
Después del baño continuamos paseando junto al río para buscar las famosas gargantas, pero no hubo manera. No vimos ninguna entrada o señal así que supongo que sólo se puede acceder por algún camino específico si pagas la entrada del parque.
Un rato más tarde dimos media vuelta para volver a la civilización y coger el autobús a Giardini Naxos. Estábamos muertos de hambre y no habíamos traído nada para comer… Entre una cosa y otra pillamos el autobús a las 15:00h y llegamos al hostal media hora más tarde.
Paseo por la playa de Giardini Naxos
Como era domingo, todos los supermercados estaban cerrados. Por suerte encontramos un pequeño establecimiento y pudimos comprar los ingredientes para hacernos la cena: trofie al pesto, aperitivo y vinito de despedida. Mañana tomaremos caminos diferentes y queríamos hacer algo especial después de pasar tantos días juntos.
Dejamos las cosas en el hostal y Gaël y yo aprovechamos para planificar un poco el día de mañana. Queríamos ir a alguna de las Islas Eolias a visitar uno de los volcanes pero no teníamos nada definitivo. Hicimos nuestras gestiones y a eso de las 19:00h fuimos a pasear los tres a la playa para ver el anochecer. En realidad ahora que lo pienso no hemos visto nada de Giardini Naxos porque el primer día estuvimos en Taormina y hoy en la ruta. Pero bueno, siempre podemos volver.
A esa hora ya hacía bastante fresquito y no apetecía nada bañarse. Aún así, mi compañero Gaël se empeñó y con toda la valentía del mundo se metió en el agua. Una cosa que me sorprendió para mal de la playa es que estaba bastante sucia. Había botellas de plástico y basura en la arena aún habiendo contenedores a solo unos metros de distancia. Me parece inaceptable que la gente sea tan poco responsable con el medio ambiente. Es algo que debe cambiar ya.
Noche de despedida con Emélie
Después de cenar estuvimos en la terraza de nuestra habitación conversando sobre temas profundos: educación, igualdad de oportunidades, visiones de futuro… A nuestra despedida se apuntó Emélie, que estaba en el cuarto de al lado.
Además de disfrutar de un día estupendo he pasado una noche genial con una buena copa de vino, patatas y, por encima de todo, ¡con la mejor compañía posible!