Turno de mañana en el hostal y primer paseo por Roma
Roma, 13 de mayo de 2018.
Hoy he tenido mi primer turno de mañana. Ayer me estuvieron explicando cuáles eran las tareas y cómo nos organizaríamos. Por ejemplo, qué tengo que poner en el desayuno, qué hay que limpiar o revisar, o qué hay que hacer en cada hora del turno. Para ser el primer día de este turno, todo ha ido bien (aunque con un pequeño imprevisto…). Como a las 12 ya había terminado, he aprovechado para visitar Roma por mi cuenta.
Como el post va a quedar kilométrico, lo voy a dividir en dos partes. En este explicaré cómo ha sido la jornada en general y mi llegada a Roma. En el siguiente, qué lugares he visitado.
¡Comencemos!
El incidente del perro
Una sorpresa matutina
Uf… no os podéis ni imaginar lo que ha pasado esta mañana. Ayer, mientras algunos veíamos Eurovisión, algunos de los demás compañeros salieron de fiesta. Esta noche, mientras dormía, escuché cómo volvían al apartamento. Parecían alterados y no paraban de gritar «the dog! the dog!». Estuvieron un buen rato así, pero como estaba medio sopa no le di importancia… hasta esta mañana.
Tenía el primer turno a las 7, así que nada, me levanté, me vestí y, cuando abrí la puerta del apartamento para salir… Me encontré a un perro ENORME, negro y peludo, tumbado fuera bloqueando la puerta. Os juro que parecía un oso. Me quedé un poco pillada porque no entendía de dónde había salido ese perro. Empecé a andar hacia el hostal y el perro me empezó a seguir. Hubo un momento en el que se vino arriba y ¡se me subió encima! Os aseguro que el perro levantado era casi tan alto como yo.
No había forma de quitármelo de encima y, además, era tan grande que tenía mucha fuerza. El perro me seguía a todos lados e incluso quería entrar dentro del hostal. No me quedó más remedio que encerrarme en la cocina. Cada vez que intentaba salir lo tenía detrás persiguiéndome e intentando subirse encima.
Probando técnicas secretas…
Mi compañera intentó llevarle fuera del recinto y cerró la cancela, pero el perro era súper inteligente y encontró otra puerta para entrar al hostal. De repente, volvió a aparecer. No sabemos de quién era, pero seguramente de algún vecino de los alrededores, porque el perro conocía bien la zona.
Para que no me viera salir o me persiguiera, tenía que salir por una «puerta secreta». Es una que está en un lado escondido del hostal y que te lleva por el bosque de bambú. Y así pasamos cerca de 2 horas, intentando escapar del «oso». A eso de las 9 de la mañana bajó la familia neerlandesa a desayunar y el perro se les posó ahí al lado. Al final, con ayuda de la chica de la limpieza conseguimos sacar al perro del hostal. Parece que se dio por vencido, porque no volvió a aparecer.
De Zagarolo a Roma: el trayecto
Cogí el tren a Roma a las 14:11 de la tarde. La estación está cerca del hostal, a solo 15 minutos caminando. Si no, el hostal provee de un servicio gratuito de shuttle que te deja allí en 5 minutos. Si llueve o hace mal tiempo es la mejor opción, pero si el tiempo lo permite prefiero ir andando.
Como ya conté cuando llegué a Zagarolo, el billete a Roma cuesta 2,60€ y se compra en las máquinas de Trenitalia. Eso sí, hay que validarlo antes de utilizarlo para evitar problemas cuando pase el revisor. Este tren paraba en más sitios que el que cogí la primera vez, así que tardamos alrededor de 37 minutos en llegar a Roma Termini. Me quedé frita durante el trayecto porque ayer nos acostamos tarde viendo Eurovisión, y hoy me había tocado madrugar.
Llegamos a Roma Termini a las 14:49 y, a partir de ahí, me tocó improvisar el plan. Más o menos me conocía Roma porque había estado antes un par de veces. El objetivo de hoy era más pasear y quedarme con el ambiente de la ciudad que ir marcando sitios en un mapa.
Almuerzo en Pizza Zazà
Lo primero que hice fue buscar un sitio para comer y me acordé de Pizza Zazà, un lugar recomendado por el hostal. Como su nombre indica, se trata de una pizzería que está justo a solo dos minutos del Panteón. Según Google había unos 40 minutos caminando desde la estación de Roma Termini.
Primero me dirigí a Via Cavour, la calle que conduce desde la Piazza dei Cinquecento hacia la Via dei Fori Imperiali. Cuando llegué al cruce de la Via Veintiquattro Maggio, continué bajando un poco más y, a partir de ahí, me dejé llevar por la intuición. No me apetecía estar mirando el móvil todo el rato. A ratos comprobaba que iba por el buen camino, pero poco más.
En teoría el camino de Roma Termini a la Pizza Zazà era de 40 minutos, pero al final acabó siendo 1 hora y media. Yo no sé si me lo tomé con calma o callejeé demasiado, pero llegué a las 16.30. Eso sí, el camino era muy bonito, todo eran calles pequeñas y estrechas decoradas al más puro estilo italiano. Agradecí haber callejeado y no haber continuado por las calles principales.
En cuanto a Pizza Zazà, es un pequeño puesto donde venden porciones de pizzas de diferentes tipos. Es decir, no es un restaurante o un bar donde puedes sentarte dentro. Tiene cuatro mesas en la terraza y puedes comer allí o pedir para llevar. Las pizzas estaban buenas pero, para mi gusto, eran demasiado caras. Me pedí tres trozos y me costó 10€ en total, lo cuál me pareció excesivo. Luego me enteré de que estos precios (3 o 4€ una porción) eran «normales» en el centro de Roma. Menos mal que, al menos, llevaba mi botellita de agua.
To be continued
En el próximo post os explico con más detalle qué lugares he visitado hoy. De momento, ¡lo dejamos aquí!