Ruta a Giewont, Kasprowy Wierch y la frontera entre Polonia y Eslovaquia
Zakopane, 3 de agosto de 2018.
Hoy he hecho otra excursión exigente con dos huéspedes del hostal. Hacía semanas que quería hacer la ruta que transcurre justo por la frontera entre Polonia y Eslovaquia. Es una de las que más ilusión me hacía desde que vine a Zakopane. Sin embargo, el tiempo nunca acompañaba y siempre la iba aplazando y aplazando. Hoy iba a hacer un día estupendo así que cogimos nuestras mochilas y ¡para allí que fuimos!
Mi compañero Jonathan y Caylyn, una huésped del hostal, habían hecho esta misma excursión hace unas semanas. Nos habían avisado que era larga pero que merecía mucho la pena. Sin embargo, ellos la hicieron un día que llovía y estaba nublado y esto provocó que fuera más exigente todavía. En esta ocasión, mis dos compañeros de ruta fueron Diego, de Virginia (Estados Unidos), y Marco, de Florencia (Italia).
El inicio de la ruta desde Kuźnice
Antes de comenzar la ruta hicimos una breve parada en un mini market que hay al lado del hostal para comprar provisiones. Y en mi caso, también tampones sin aplicador (si habéis leído mi post anterior sabréis de qué hablo). Después fuimos a la entrada del parque de Jaszczurówka, que es la que tenemos más cerca, para preguntar si era posible empezar desde allí y conectar con el trail de Giewont en algún punto. Sin embargo, el señor de la taquilla nos dijo que la ruta era muy larga y que era mejor comenzar desde la urbanización de Kuźnice. Así nos ahorraríamos 2 horas de trail y la posibilidad de que se nos hiciera de noche sería menor.
Cogimos el autobús en Jaszczurówka y nos «sablaron» 6PLN (1,40€) por persona. No lo acabé de entender porque la vez anterior que fuimos a Kuźnice nos costó la mitad de precio. Tengo la impresión de que el conductor nos cobró el «precio turista», pero nunca lo sabremos.
Cuando llegamos a la entrada del parque de Kuźnice compramos nuestros tickets en la taquilla y comenzamos a caminar siguiendo el trail azul.
Primera parte: de Kuźnice a Kondracka Przełęcz
Nuestra primera parada fue Kalatówki, una especie de cabaña donde se podía comprar comida e ir al lavabo. Tardamos unos 30 minutos en llegar y fuimos por un sendero sencillo y de subida progresiva. Nada cansado. Aprovechamos para hacer parada reglamentaria para ir al baño y después continuamos la ruta hacia Giewont.
A partir de aquí el camino de subida fue muchísimo más cansado porque era todo el rato cuesta arriba por un sendero muy empinado y sin prácticamente ningún tramo plano. Mis dos compañeros iban hacia arriba como si tuvieran un turbo y, de vez en cuando, se paraban para esperarme. Yo iba mucho más lenta y reconozco que a esas alturas ya estaba reventada. Sin embargo, mis compañeros no se quejaron. Esperaron pacientemente y me animaron durante toda la subida.
Mientras ascendíamos por el sendero encontramos un pequeño riachuelo y aprovechamos para rellenar nuestras botellas de agua. Este agua estaba mucho más buena que la que traíamos del hostal porque venía directamente de la naturaleza. Se notaba mucho la diferencia.
Después de 1:45 horas subiendo por la montaña llegamos a Kondracka Przełęcz, una intersección con unas vistas muy bonitas de Zakopane y los montes Tatras. Allí se bifurcaba el sendero en tres posibles rutas: el trail azul a Giewont, el trail amarillo a Kopa Kondracka (en la frontera con Eslovaquia), o el trail amarillo por el valle de Dolina Małej Łąki. Nosotros escogimos el trail azul para subir a Giewont.
Segunda parte: de Kondracka Przełęcz a Giewont
Este tramo de la ruta fue bastante corto. Al principio fue un sendero que llevaba al macizo y después, al igual que en Rysy, la última parte de subida se hacía con cadenas. Sin embargo, no era nada difícil y había hasta niños subiendo. El problema es que había una caravana enorme de gente esperando para incorporarse a las cadenas porque los que estaban delante iban muy lentos. En mi opinión, no era tan complicado como para tardar tanto en avanzar.
Después de unos 15 minutos de subida llegamos a Giewont. El macizo tiene tres picos: Mały Giewont (1728 metros), Długi Giewont (1867 metros) y Wielki Giewont (1895 metros). En éste último hay una cruz de acero de 15 metros del año 1901 para señalizar que es un sitio de peregrinaciones religiosas. También leí que este área es peligrosa si hay tormentas eléctricas así que hay que tener cuidado si hay pronóstico de lluvias.
Como cabía esperar, la cumbre de Giewont también estaba a reventar de excursionistas. Nos agobiamos un poco al estar rodeados de tanta gente luchando por hacerse una selfie con la cruz así que enseguida comenzamos el descenso. Bajamos por el otro lado del macizo, también con ayuda de cadenas. Hicimos algún tramo «de culo» porque parecía más rápido y con menos riesgo de resbalarse. El terreno era de roca y piedras y a veces era poco estable.
Nuestro compañero Diego se ralló porque había demasiada caravana y decidió bajar a toda leche por un «camino alternativo» junto al oficial. Un señor que había allí se frustró y le gritó «que eso era de idiotas», tal cual. Marco y yo preferimos ser responsables y continuar por el sendero correcto hasta abajo.
Tercera parte: de Giewont a Kopa Kondracka
De nuevo en Kondracka Przełęcz tomamos el trail amarillo que llevaba al pico de Kopa Kondracka. Esta subida fue muy frustrante porque parecía que nunca íbamos a alcanzar la cima. Cada vez que veíamos algo que parecía el final, no lo era. Había un tramo más, y luego otro, y otro… Vamos, un efecto óptico en toda regla.
Tardamos casi 1 hora y media en llegar a la cumbre. Este enclave era muy interesante porque está situado justo en la frontera entre Polonia y Eslovaquia. Desde aquí teníamos dos opciones del trail rojo. Podíamos continuar hacia la derecha a los picos de Krzesanica y Ciemniak, o a la izquierda para ir al de Kasprowy Wierch, donde también hay una estación de teleférico. Nosotros decidimos tomar el segundo sendero, que es el más común y el que nos mejor nos convenía para volver a Zakopane.
En Kopa Kondracka paramos para almorzar y hacer algunas fotos artísticas porque el paisaje era absolutamente espectacular. Se veían los montes Tatras en su máximo esplendor y se podían distinguir algunos de los picos que ya conocíamos, como Zawrat. Allí en la cima se notaba el aire fresco y tuvimos que ponernos las chaquetas.
Cuarta parte: de Kopa Kondracka a Kasprowy Wierch
Después de comer continuamos la ruta por el trail rojo que divide los dos países hasta llegar a Kasprowy Wierch. Para mi, ésta fue la parte más interesante por la inusual posición donde se encuentra el sendero. Todo el camino fue bastante fácil, con sus subidas y bajadas, pero nada complicado. Sólo hubo un par de tramos donde tuvimos que subir por rocas o ayudarnos con cadenas para cruzar al otro lado. A mitad del trayecto pasamos junto al pico de Goryczkowa Czuba (1913 metros).
Después de dos horas llegamos a Kasprowy Wierch. Es un sitio bastante turístico porque es la opción fácil de ir a la frontera de los dos países. Hay un restaurante y puedes comprar comida y refrescos. También puedes ir al lavabo por el módico precio de 2.50PLN (0,60€).
Nosotros paramos aquí un rato para reponer fuerzas y decidir por dónde volveríamos, porque había varias opciones. Podíamos tomar el trail verde que bajaba por Dolina Goryczkowa hasta Kuźnice, o bien continuar por otros trails varios para bajar por la zona de los lagos de Dolina Gąsienicowa. Tras un momento de indecisión decidimos lanzarnos a la aventura y escogimos la segunda alternativa.
Quinta parte: Kasprowy Wierch a Murowaniec
Y aquí es donde empezó a torcerse el asunto. La opción más sensata era tomar el trail amarillo o el verde hasta el refugio de Murowaniec y, desde allí, continuar hasta Kuźnice. Sin embargo, nuestro compañero Marco quería desviarse e ir a Czarny Staw Gąsienicowy para ver la región de los lagos. El problema es que no había ningún trail rápido y directo hasta allí desde donde estábamos. Había que tomar varias combinaciones de caminos que suponían casi 2 horas y media de ruta, sumadas a las otras 2 horas y media que ya teníamos hasta Kuźnice.
No hubiera sido inconveniente si no fuera porque se nos estaba haciendo tarde y pronto empezaría a anochecer. La única forma de llegar a los lagos a tiempo era atajando campo a través. Sin embargo, el camino no me daba mucha confianza porque el terreno parecía impredecible y poco seguro. Además, no me hacía especialmente gracia salirme del trail oficial.
Como no llegábamos a ningún acuerdo, al final tomamos una decisión que después nos pasaría factura: separarnos. Marco y Diego se desviarían del sendero y tomarían un atajo con dirección a Czarny Staw Gąsienicowy. Yo continuaría por el trail verde hasta llegar a un cruce donde me encontraría de nuevo con Diego, que no quería llegar hasta el lago sino solo ver un poco de la región. Luego, nos reuniríamos con Marco en Murowaniec.
Durante el rato que fui sola hasta el cruce conocí a una pareja ya mayor de los Países Bajos. Estaban haciendo una ruta por allí también y les ayudé con algunas indicaciones y recomendaciones cercanas. Estuvimos charlando un ratito y después continué mi camino para reunirme con Diego en el punto de encuentro.
¿Dónde está Marco?
En menos de 20 minutos llegamos al refugio de Murowaniec y nos sentamos para esperar a Marco. Según nuestros cálculos, en teoría debería haber llegado más o menos a la par que nosotros. Sin embargo, pasaban los minutos y nuestro compañero no daba señales de vida. Al cabo de una media hora sin saber nada de él empezamos a preocuparnos. Le intentamos llamar al móvil varias veces, le enviamos SMS, le escribimos por WhatsApp…. pero nada. Ni rastro de él. Empezamos a comernos la cabeza y a arrepentirnos de habernos separado en el camino.
El problema es que ya eran las 18:15 y en breves comenzaría a oscurecer. Al final decidimos que si en 15 minutos no respondía emprenderíamos el camino de regreso nosotros. No queríamos quedarnos atrapados en el parque de noche. Lo peor es que no teníamos ni idea de dónde estaba nuestro compañero, de qué ruta había cogido, de si había tomado un sendero demasiado largo sin saberlo… Además, no tenía frontal y si le pillaba la noche en las montañas podía ser peligroso. Estábamos bastante preocupados.
Decidimos empezar el regreso hacia el hostal e ir mirando el móvil para ver si Marco aparecía… Y, por fin, un buen rato más tarde… ¡Nos envió un SMS! Nos dijo que todavía le quedaba una hora de camino pero que estaba bien. Mucho más aliviados, proseguimos nuestro trayecto. ¡Menos mal!
Sexta parte: de Murowaniec a Kuźnice / Jaszczurowka
Cuando llevábamos media hora de camino, sucedió algo increíble. Por casualidades de la vida nos encontramos con la pareja de los Países Bajos que había conocido antes en medio del monte. Empezamos a hablar con ellos y le comentamos cómo habíamos «abandonado» a nuestro compañero en las montañas cuando de repente…
¡¡TACHÁN!! ¡Apareció Marco justo detrás de nosotros! Por un momento nos quedamos súper pillados porque no esperábamos encontrárnoslo para nada. Parece ser que hubo un malentendido porque cuando nos envió el SMS pensamos que se refería a que estaba a una hora del refugio… pero no. Estaba a una hora de la urbanización de Kuźnice. ¡Vaya turbo se había metido! En cualquier caso, nos alegramos mucho de estar los tres juntos de nuevo, sanos y salvos. Continuamos el trayecto hasta el final muy aliviados y felices 🙂
Una vez ya en Kuźnice y fuera del parque nacional, nos separamos de nuevo. Ya no había peligro. Mis compañeros fueron a cenar al centro de Zakopane pero yo estaba bastante cansada y decidí volver caminando al hostal. ¡Ha sido un día muy largo y con muchas emociones!
En este enlace os dejo el trail completo que hicimos desde Kuźnice hasta Giewont y la frontera por Eslovaquia, por si le queréis echar un vistazo.