Perdidas en el parque nacional de los Tatras: una ruta improvisada
Zakopane, 21 de julio de 2018.
Hoy tenía pensado hacer una ruta de senderismo sola por primera vez pero la que tenía en mente era demasiado larga y aún no me siento preparada para ello. Por eso, al final decidí unirme a mi compañera Xenia y visitar de nuevo el lago Czarny Staw Gąsienicowy, ya que ella no había ido nunca. Había una familia de Bélgica en el hostal que también iba de excursión al mismo sitio, así que decidimos ir todos juntos. La ruta era prácticamente la misma que hice con Jonathan y Rob hace unos días. La diferencia es que la jornada de hoy ha estado caracterizada por unos sucesos fuera de lo normal…
En este artículo no explicaré los detalles de la ruta a Czarny Staw Gąsienicowy, solo a las peculiaridades que han pasado hoy. Sin embargo, en este enlace os dejo toda la información al respecto y en este otro os comparto el track completo en Wikiloc.
El comienzo de la ruta
Comenzamos la ruta en la entrada del parque de Jaszczurówka, como de costumbre. La primera parte (el trail verde) fue sin problemas porque era un sendero de tierra y piedras muy sencillo. Sin embargo, cuando nos incorporamos al trail amarillo el terreno estaba totalmente enfangado por culpa de las lluvias de los días anteriores. Especialmente aquellas partes que estaban bajo los árboles porque había mucha humedad. Teníamos que ir con cuidado de no meter los pies en los charcos y, sobre todo, de no resbalarnos.
Toda la primera parte de la ruta la hicimos con la familia de Bélgica, cada uno a su ritmo pero todos juntos. Tardamos unas dos horas en hacer los primeros trails de la ruta y poco más de tres en llegar al refugio de Murowaniec. Nada complicado. Además, fuimos conversando y motivándonos todo el camino los unos a los otros así que fue un paseo bastante agradable.
Atravesando un río improvisado
Cuando casi llegamos a Murowaniec, llegamos a un cruce que separaba los senderos que llevaban al refugio y a Czarny Staw Gąsienicowy. Allí nos separamos de la familia porque ellos querían hacer una parada para comer y nosotras preferíamos ir directamente al lago. Dicho esto, tomamos el camino para ir a nuestro destino. Sin embargo, después de unos pocos metros vimos que había una pequeña complicación…
… y es que el sendero estaba cortado por un río que bajaba por la montana y bloqueaba el acceso. Como había diluviado tanto, el riachuelo se había «colapsado» y era imposible atraversarlo sin meter los pies literalmente en el agua. La corriente pasaba con relativa fuerza y cubría los pies enteros. Pensamos que habría otro camino alternativo así que regresamos al refugio para ir desde allí.
Sin embargo, el camino que salía desde Murowaniec nos llevaba al mismo sendero donde estaba el río. Vamos, que no teníamos más remedio que atravesarlo. Teníamos dos opciones: quitarnos los zapatos y cruzar descalzas, o pasar con los zapatos puestos y ponernos perdidas de agua. Era gracioso porque delante de nosotros había gente que venía en dirección contraria y que tenía el mismo dilema. Vimos que todos se quitaban los zapatos así que nosotras hicimos lo mismo. Lo bueno es que el agua estaba fresquita y nos sirvió para refrescarnos.
Llegada a Czarny Staw Gąsienicowy
Después de media hora siguiendo el trail azul llegamos al lago. A diferencia de la vez anterior, en esta ocasión decidimos bordearlo para explorar los alrededores. Tomamos el sendero de la izquierda siguiendo el trail y llegamos a una especie de cascadita que nacía del lago y daba lugar a un río. No olvidemos que Czarny Staw está a 1624 metros de altura sobre el nivel del mar.
Mi compañera Xenia se quedó descansando y yo decidí continuar bordeando el lago para verlo desde otras perspectivas. Comencé a caminar por la orilla por un estrecho sendero de arena perteneciente al mismo trail azul. Por cierto, este trail es larguísimo. Comienza en Kuźnice y pasa por Murowaniec, Czarny Staw Gąsienicowy, Zawrat (un pico a 2158 metros) y termina en Morskie Oko. Casi nada.
Investigando los alrededores del lago
Algunos tramos del sendero de Czarny Staw estaban muy encharcados porque el lago había cubierto prácticamente todo el terreno. Tenía que ir con cuidado de no meter el pie en el agua y en más de una ocasión tuve que hacer malabarismos para pasar al otro lado. Eso sí, el paisaje era absolutamente impresionante.
Después de un rato llegué a un punto donde confluían dos rutas. Por un lado, el trail azul, que era desde donde venía. Por otro lado, un trail amarillo que subía a Skrajny Granat, un pico a 2225 metros de altura que estaba a 2 horas caminando. En esta cima te podías incorporar a un trail rojo que conectaba con el final de uno de los tramos más difíciles de los montes Tatras. Yo decidí continuar un poco más por el trail azul y ver Czarny Staw Gąsienicowy desde las alturas.
A medida que iba subiendo, las vistas se hacían cada vez más espectaculares y se podía apreciar la inmensidad del lago. Me apetecía mucho continuar la ruta y subir a Zawrat porque sabía que era uno de los picos más impresionantes. Sin embargo, pregunté a un par de excursionistas que venían de allí y me dijeron que era un poco tarde (eran las 15:30h) y que el camino era exigente. Vamos, que podía subir, pero era más lógico ir más temprano para que no me pillara de noche en la montaña. Además, se veían unos nubarrones negros en la cumbre y no quería dejar sola a mi compañera, así que decidí volverme.
De regreso a Murowaniec
En la pequeña subida que hice encontré una cascada y una cabra salvaje acechando a los (pocos) excursionistas que pasaban por allí. Después de las experiencias que he tenido con la cabra del Good Bye Lenin Hostel, no quise acercarme mucho más. ¡Por si acaso!
Para mi sorpresa (y alegría), Xenia se había quedado en el lago esperándome. Por un momento pensé que se habría ido porque no se había traído el móvil y no tenía como contactarle. Emprendimos el camino de regreso juntas aunque en esta ocasión fuimos más a saco. ¿Os acordáis del río que bloqueaba el sendero en Murowaniec? En esta ocasión nos dio igual y lo atravesamos metiendo los pies en el río, poniéndonos perdidas de agua. Nos daba bastante pereza volver a quitarnos las bambas.
En este trayecto vimos un helicóptero volando justo por donde estábamos nosotras. Esto es algo común en los montes Tatras y significa que ha habido un accidente y tienen que rescatar a alguien. Aparentemente, está prohibido que las avionetas vuelen por encima del parque nacional. Por eso, cuando pasa, es porque ha pasado algo. Se nos quedó el cuerpo un poco mal porque por lo general los helicópteros no son una buena señal.
Sin embargo, llegamos a Murowaniec súper motivadas y llenas de energía y se nos ocurrió investigar una nueva ruta para volver al hostal. Sacamos el mapa, miramos las opciones y decidimos tomar un trail verde que dividía los valles de Suchej Wody y de Waksmundzka. No fue una buena idea en absoluto.
La señal de peligro
Primero de todo, en el punto de inicio de la ruta había un letrero bien grande que decía: «the tourist trail Hala Gąsienicowa – Brzeziny is closed until further notice!«. Y vosotros os preguntaréis… bueno, ¿y por qué no le hicisteis caso? Porque los nombres de los lugares de la advertencia no coincidían con los de nuestro mapa y dimos por hecho que no aplicaba a nuestra ruta. Así que nos confiamos y nos adentramos en el sendero sin saber la de problemas que nos iba a traer.
El camino transcurría por el lado este del parque, mientras que para ir al hostal tendríamos que ir en dirección norte. Según el mapa, teníamos que caminar 2 horas por el trail verde hasta llegar a un trail rojo que llevaba directamente a la carretera de Jaszczurówka. De hecho, el último tramo era el de la ruta de Wielki Kopieniec que ya conocía. En teoría, en 3 horas tendríamos que estar fuera del parque nacional.
El trail era casi todo subida y por un camino embarrado hasta arriba (the mud!!!!!). Cruzamos tres ríos relativamente pequeños, pasamos por un puente, subimos, bajamos, volvimos a subir, volvimos a bajar, hicimos zig zag para evitar meternos en el fango… Y a partir de aquí empezó a liarse la cosa.
Atrapadas en los montes Tatras
El cuarto río
El cuarto río que nos encontramos era mucho más complicado de atravesar. De hecho, era imposible pasar sin meterte hasta casi las rodillas. La corriente era fuerte y la superficie era de rocas y poco estable. Si te resbalabas o te caías podía ser muy peligroso. Durante todo el camino solo nos habíamos cruzado con unos polacos que nos dijeron algo pero como no les entendimos continuamos nuestro camino. Quizá nos estaban advirtiendo de lo que nos íbamos a encontrar. Nunca lo sabremos. En cualquier caso, nos pusimos manos a la obra y conseguimos atravesar el río. No fue tarea fácil pero al final ayudándonos la una a la otra pudimos llegar al otro lado.
Poco después llegamos a una especie de intersección donde confluían el trail verde y un trail negro hasta Murowaniec. El trail verde no era como hasta ahora y continuaba por una escarpada bajada de rocas que no nos daba confianza ninguna. No obstante, llevábamos más de una hora caminando y no nos convencía ni continuar por el trail verde ni tomar un sendero desconocido de vuelta al refugio. Al final decidimos continuar por el trail verde y probar suerte.
El quinto río
Cuando llegamos al final del camino de rocas nos topamos de lleno con otro río. Un río que era tres veces más grande, ancho, profundo, fuerte y peligroso que el anterior. Siendo realistas, era totalmente imposible cruzarlo sin morir en el intento. Aquí nos empezamos a rallar un montón porque aunque lo consiguiéramos no sabíamos lo que nos podíamos encontrar después. Podían haber ríos más complicados, caminos cortados o colapsados, terrenos inundados… A saber. Según el mapa, si seguíamos por allí teníamos 1 hora de camino hasta la próxima intersección y, de ahí, casi dos horas hasta la carretera.
Otro de los inconvenientes era que casi eran las 18:30 de la tarde y pronto empezaría a anochecer. Teníamos que tomar una decisión. O continuábamos por la nueva ruta o deshacíamos lo andado y retomábamos el trail azul por donde habíamos venido.
El final de la aventura
Al final decidimos regresar a Murowaniec y tomar el trail azul hasta Kuźnice antes de que fuera demasiado tarde. Reconozco que en el momento en el que nos encontramos el último río me preocupé bastante porque veía que la situación se podía complicar. Sin embargo, me alivió muchísimo el hecho de no estar sola. ¡Y no os hacéis una idea de la alegría que sentí cuando por fin llegamos de nuevo al refugio!
A partir de ahí ya retomamos la ruta conocida. Sin embargo, en lugar de cambiar al trail que lleva a Jaszczurówka nos desviamos para salir en Kuźnice. Había más gente haciendo la misma ruta que nosotras y era apuesta segura. Sabíamos que llegaríamos a la civilización sanas y salvas. Llegamos a la entrada del parque justo cuando se hizo de noche cerrada.
Tuvimos bastante suerte porque al final todo salió bien. No obstante, eso no quita que lo que hicimos fuera un poco irresponsable. Sin embargo, de los errores se aprende y podemos decir que hoy nos hemos dado cuenta de varias cosas…
- No hay que probar nuevas rutas de montaña si ha llovido y hay inundaciones.
- No hay que adentrarse en los montes cuando cae la tarde o hay riesgo de que te pille la noche.
- Hay que hacer caso a las señales de peligro.
- Y también a la lista de recomendaciones y normas para hacer senderismo en la montaña que tenemos en el hostal.
De regreso al hostal
Llegamos cansadísimas al hostal, con los pies empapados y unas agujetas de miedo. Sin embargo, nos llevamos una gran sorpresa porque ¡nuestro compañero Jonathan estaba de vuelta! Se había ido a pasar unos días a los montes Tatras de Eslovaquia pero se ve que por culpa de la lluvia todo el pueblo se había quedado sin agua. El hostal donde se alojaba lo habían tenido que cerrar temporalmente y, por tanto, se tuvo que volver a Zakopane. Vamos, ¡que parece que no hemos sido las únicas en pasar un día de locos!
Finalmente, me gustaría hacer una valoración personal. Y es que en esta ruta me he dado cuenta de que tengo mucho más aguante del que pensaba. He sido la primera del grupo durante todo el rato y es algo raro porque normalmente suelo ser la última. Suelo cansarme muy rápido cuando hago excursiones a la montaña (sobre todo con las subidas). Sin embargo, últimamente estoy cogiendo práctica y me estoy superando. Creo que también estoy ganando en confianza y en resistencia, ¡lo cual es muy positivo!