Plac Nowy, el lugar donde comer las mejores Zapiekanki de Cracovia
Cracovia, 18 de julio de 2018.
Esta mañana estuve desayunando en la cocina del hostal con una chica muy maja de Londres. Mientras charlábamos, escuché un idioma que me resultaba familiar, y es que… ¡vi a los primeros catalanes del viaje! A diferencia de en otras ciudades europeas, en Cracovia no he visto a tantos españoles o catalanes. Y aún menos en Zakopane. De hecho, en dos semanas que llevo trabajando en el Good Bye Lenin Hostel, todavía no hemos recibido a huéspedes españoles. Hace poco tuvimos una pareja de México y un grupo de Argentina, pero ya está. La mayoría son australianos, estadounidenses o ingleses.
Esto es algo que me ha llamado especialmente la atención porque en otras ciudades más turísticas como París, Londres o Roma hay veces que incluso parece que estés en España. Sin embargo, en Polonia no parece haber mucha afluencia. Eso sí, también he de reconocer que el número de turistas que hay es menor.
En cualquier caso, y al igual que ayer, hoy también ha amanecido lloviendo a mares. Nada nuevo, porque llevamos prácticamente una semana sin ver la luz del sol. Ha estado diluviando todo el rato pero aprovechamos los momentos sin lluvia para hacer un poco de turismo por Cracovia. En concreto, visitamos el barrio judío de Kazimierz.
Plac Nowy
Nuestra primera parada fue la Plac Nowy o Plaza Nueva, uno de los lugares más representativos de Kazimierz. A diferencia de la Rynek Główny, la plaza principal de Cracovia y el centro de todas las postales y fotografías de la ciudad, ésta es todo lo contrario. Se trata de una plaza de hormigón llena de coches y puestos callejeros de comida, artesanías y antigüedades. Ah, y de una cantidad considerable de palomas y avispas dispuestas a robarte tu manjar.
La Plac Nowy es muy antigua y fue incorporada al barrio judío a finales del siglo XVII. Sin embargo, no fue hasta 1900 cuando comenzó a tomar forma después de que se construyera la Okrąglak (la famosa rotonda). Durante muchas generaciones la plaza fue conocida por los lugareños como la Plac Żydowski (la «plaza judía»). Además de ser el mercado principal del barrio judío, también sirvió como matadero de aves hasta la ocupación nazi.
Hoy en día es el lugar con más ambiente alternativo de Cracovia, especialmente de noche. Cuando fuimos nosotros este mediodía estaba un poco vacío y la mayoría de puestos estaban cerrados. Sin embargo, a medida que avanza el día se supone que se va llenando de gente.
Me llamó la atención un pequeño puesto de un señor que vendía antigüedades de la ocupación nazi como armas, dagas, documentos oficiales, insignias… No sé de dónde lo habría sacado pero parecían auténticas joyas históricas. Me pareció un poco irónico teniendo en cuenta que estábamos en el mismísimo barrio judío…
Zapiekanka, una receta típica de Polonia
La Plac Nowy es también conocida porque allí se pueden comer las mejores zapiekanki de Cracovia. De hecho, se llena de turistas que van a los puestos de la Okrąglak por este motivo. Hay un montón de ventanillas donde puedes pedir y todas ofrecen una gran variedad de opciones.
Básicamente, la zapiekanka es una receta polaca de comida rápida que consiste en media baguette (o panini enorme) cubierta normalmente de champiñones, jamón, queso y vegetales. Hay un montón de variedades y todo depende de los ingredientes que le quieras poner. Por ejemplo, está la versión hawaiana, con piña; o la versión griega, con aceitunas y queso feta.
Vamos, que visitar Cracovia sin comer una zapiekanka en la Plac Nowy es como ir a Dublín y no probar una cerveza Guinness.
Paseo por Kazimierz
Después de comer (bueno, desayunar) la zapiekanka estuvimos paseando por el barrio judío, callejeando y visitando sinagogas varias. Después recogimos nuestras mochilas, nos tomamos un café en el Costa Coffee de la Plaza del Mercado y fuimos a la estación para coger el autobús a Zakopane. De paso nos pillamos un par de kebabs allí mismo y a las 15:00h puntuales salimos hacia nuestro destino.
Durante todo el trayecto, como no, estuvo lloviendo a mares. Pero bueno, llegamos a Zakopane y al hostal sanos y salvos, aunque empapados hasta arriba. Solo del trayecto del autobús de Cracovia al autobús que nos deja en el hostal ya nos pusimos perdidos de agua. Sin embargo, he de decir que me he alegrado mucho de volver porque ya estaba empezando a echar de menos a mis compañeros 😀